Sin ánimo de alarmar, pero sí en busca de hacer consciente a la ciudadanía sobre la importancia de prevenir, expertos recordaron que Puerto Rico y la región de las Américas se encuentran inmersos en una emergencia de salud pública debido a la alta cantidad de casos de dengue, que sigue en aumento.

“El rol del ciudadano es sumamente importante, nos enfocamos en lo que nosotros podemos hacer desde nuestros hogares, como vaciar, cepillar, tapar y botar aquellos recipientes con agua, pero no debemos conformarnos con eso, debemos hacerlo rutinario y hacerlo como actividad familiar, que envuelva a vecinos, amigos, familiares, que se conviertan en promotores de este comportamiento”, sostuvo Rafael Saavedra, gerente de proyecto de la Unidad de Control de Vectores de Puerto Rico (PRVCU), en entrevista con El Nuevo Día.

La vigilancia en Puerto Rico fue precisamente el tema que abordó Saavedra durante la Convención Anual de Control de Vectores 2024 bajo el lema “Epidemia de Dengue 2024, ¿Qué podemos hacer ahora?”, un evento que contó con conferenciantes de Puerto Rico y Estados Unidos, organizado por la Asociación para el Manejo de Vectores de Puerto Rico (AMVPR) y la Unidad de Control de Vectores.

En la Convención, que se llevó a cabo el 3 y 4 de octubre, expertos compartieron las últimas investigaciones y estrategias para controlar al mosquito Aedes aegypti, vector que transmite el dengue, y abordaron temas como las estrategias para educar a las comunidades, la calibración de máquinas de aspersión y recolección de datos, entre otros.

Como parte de ese esfuerzo, Saavedra destacó que la Unidad de Vectores mantiene activas –además de otros programas– más de 1,000 trampas para controlar el Aedes aegypti en San Juan, Carolina, Bayamón, Ponce, Rincón y Cataño, con monitoreo semanal. Es importante recordar que este mosquito, además del dengue, también es el responsable de la transmisión de los virus de zika y chikungunya.

El doctor en Salud Pública recordó que el control del vector es una pieza clave para reducir y prevenir los casos, además de que las trampas ayudan a monitorear las poblaciones de mosquitos en áreas donde históricamente ha habido más casos de dengue, y permiten desarrollar iniciativas basadas en evidencia.

“(A) esos mosquitos que capturamos y monitoreamos semanalmente, les hacemos pruebas de dengue”, planteó. “Además, el método de control no puede depender de una sola cosa; tenemos equipos que van cada mes y buscan contadores de agua, alcantarillas, recipientes que pueden estar acumulando agua y lo tratan ya sea vaciando, cepillando, tapando, botando, aplicando larvicida, y también el contacto con los residentes, con la población, donde se les explica cómo se hace esto y la importancia que esto tiene”, explicó Saavedra.

La importancia de eliminar los recipientes con agua radica en que el mosquito hembra necesita de estos espacios para colocar sus huevos y continuar su reproducción. Cuando los mosquitos hembra que son atrapados por la Unidad arrojan un resultado positivo a dengue, significa que en ese lugar existe transmisión activa del virus.

“Es importante, primero, que reconozcan que estamos en una emergencia, en una epidemia de dengue, y si usted presenta el más mínimo síntoma vaya y consulte con su médico, vaya y se realice una prueba de dengue”, anotó Saavedra, añadiendo que este paso también es importante debido a que no todos los casos dengue presentan síntomas, de modo que “muy probablemente” hay una cifra subestimada.

Según el informe más reciente del Departamento de Salud, en la semana del 9 al 15 de septiembre se reportaron 139 nuevos casos de dengue en Puerto Rico, para un total de 3,490 en lo que va del 2024, cifras que siguen muy por encima de la cantidad de casos para la misma fecha en el 2023, la mediana histórica y el umbral epidémico. Además, hay seis muertes confirmadas y una bajo investigación. Del total de casos, unos 1,922 han requerido hospitalización y 212 han sido casos severos.

Por otro lado, en lo que va de año no se han reportado casos de chikungunya y se han reportado 16 casos de zika. Saavedra explicó que, en el caso de estos virus, solo se ha encontrado o identificado un serotipo, a diferencia del dengue, que tiene cuatro tipos.

En ese sentido, gran parte de la población cuenta todavía con protección tras la epidemia de chikungunya en el 2014 y los brotes de zika entre 2015 y 2017, mientras que una persona puede infectarse por dengue hasta cuatro veces. Actualmente, el dengue tipo 3 es el que domina en los contagios.

Esto no significa que pueda haber brotes o epidemias futuras de chikungunya y zika. A medida que van naciendo más niños, por ejemplo, crece el número poblacional vulnerable a estos contagios, añadió Saavedra. La Unidad de Vectores también está atenta a lo que ocurre en las Américas.

Según la Organización Panamericana de la Salud, hasta el 4 de octubre se reportó en la región de las Américas un total de 11,873,269 casos sospechosos de dengue (incidencia acumulada de 1,243 casos por 100,000 habitantes) en 15 países, de los cuales el 54% han sido confirmados con prueba de laboratorio. El total representa un incremento de 221% en comparación al mismo período del 2023 y 401% con respecto al promedio de los últimos 5 años. En lo que va del 2024, se han reportado 6,892 muertes.

“Lo que hemos visto es que ha subido el número de casos de dengue”, apuntó el doctor Abelardo Moncayo, del Departamento de Salud de Tennessee, quien durante la convención habló precisamente sobre el aumento en las enfermedades transmitidas por mosquitos en las Américas. “La preocupación es que vamos a ver más casos hospitalizados y tal vez muertes”, sostuvo.

La situación actual de dengue en las Américas comenzó con un gran brote en Brasil, que continuó expandiéndose. Moncayo explicó que una de las causas detrás de la gran cantidad de casos es el aumento poblacional en la última década, pero, sobre todo, los efectos asociados al cambio climático.

“Este año ha habido temperaturas altísimas por todas las Américas y también las lluvias, ha habido mucha más lluvia y con más lluvia hay más áreas donde pueden invadir los mosquitos”, indicó el experto.

El diagnóstico de casos es dominado por el serotipo 3. “Es un serotipo que no se ha visto en mucho tiempo, entonces eso hace más posible las enfermedades más graves, porque si una persona ha visto dengue 1 hace años y se enfermó y ahora ve dengue 3, tiene más probabilidad de tener una enfermedad grave”, sostuvo Moncayo.

Estados Unidos también ha experimentado un incremento en infecciones. “Hay más enfermedades de gente que ha viajado, y mientras más gente tenemos que entra a los Estados Unidos con dengue, aumenta la posibilidad de que exista una transmisión local, o sea, que se mantengan los mosquitos en los Estados Unidos y que infecten estos mosquitos a gente que no viaja”, añadió el doctor.

“Ese problema es el que estamos monitoreando, ver si hay más casos sin viaje, más casos autóctonos”, manifestó.