A sus 33 años, Katiria García recuerda muy bien cuando sus padres la llevaban a ella y sus ocho hermanos al Parque Luis Muñoz Rivera, en Puerta de Tierra, para correr patines y bicicletas. Y este año, por primera vez, ella hizo lo mismo con sus niñas, Sophia Lyann y Jael Victoria, de 7 y 8 años, respectivamente, en busca de conservar la tradición familiar del Día de Navidad.

“Mi mamá y mi papá, toda la vida, desde pequeños, siempre nos traían aquí a todos mis hermanos, somos nueve”, compartió García. “Yo quiero crear memorias con las nenas de lo que viví cuando era pequeña. Y me gusta disfrutar también en familia, pasar tiempo de calidad, porque no todo es trabajo y escuela, hay que sacar tiempo para crear memorias bonitas”.

Con eso en mente, García asistió este miércoles al Gran Mercado Navideño en San Juan, que celebró su tercera edición este año, del 20 al 25 de diciembre, en el mencionado parque. Llegó desde Toa Alta con su esposo, Darwin Rivera, sus niñas y su madre, Marilú Oyola, quien ahora disfruta la tradición con sus nietas.

“Entiendo que esto es un regalo, estar nosotros en familia”, resaltó García. “Es bien importante sembrar en los corazones de ellas para que, cuando sean adultas, repitan. Es como llevar una secuencia de cosas buenas, cosas lindas. Además, les enseño del Señor, recordar que el Señor murió por nosotros, tantas cosas lindas, pero quiero que eso se les quede en su corazón, en sus mentes, que nunca se les olvide que mamá y papá estuvieron ahí”.

Esta y muchas otras familias llevaron sus patinetas, bicicletas, “four tracks” y carros pequeños para pasear por los caminos desnivelados del parque. Entre la multitud, se escuchaba a adultos enseñar a los más chicos a correr bicicleta –”pa’l frente, pa’l frente, pa’l frente”–, a pequeñas bailar al ritmo de la música navideña que llenaba el espacio y a otros caminar entre las filas de carpas de comida.

Carlos Rivera, de 34 años y vecino de Carolina, contó que lleva varios años visitando el Parque Luis Muñoz Rivera con su esposa y sus niños, ahora de 8 y 13 años. Hasta allí, llegaron con sus bicicletas, buscando no perder la costumbre de salir a la calle a jugar en la Navidad.

“Un día como hoy, después de abrir los juguetes, ellos saben que venimos para aquí. Es una costumbre que estamos tratando de crear. Es tradición venir para acá”, compartió Rivera con El Nuevo Día.

A la actividad también acudió Jannette Reillo, de 49 años, con su esposo y su niña Imalay, de 5 años y con síndrome de Down. Este año, Santa le dejó al lado del árbol una Hummer rosa que paseaba con calma por el parque, ante la mirada atenta de sus parientes.

“Me encanta el parque. No hay muchos parques para niños con diversidad funcional, no los hay, eso es bien difícil. Pero, como (el Parque Luis Muñoz Rivera) tiene un espacio abierto, nos gusta por eso. No hay muchas opciones, eso es lo que más entristece en este tipo de población, (pero) me gusta porque es un lugar donde podemos compartir en familia”, expresó la madre de Trujillo Alto.

A pesar de los desafíos, se mostró agradecida de poder disfrutar el día con quienes más atesora, destacando también la alegría contagiosa de la Navidad boricua. “Las navidades en Puerto Rico son excelentes y la gente lo sabe, por eso es que se llena tanto Puerto Rico, pero me gusta porque es mi patria, y a mi patria la amo, no me tengo que ir para otro sitio que no sea aquí”, destacó.