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18 de febrero de 2025 - 3:28 PM
Considerando el acelerado ritmo de la crisis climática global, sus efectos sobre la salud y la necesidad de adaptación, investigadores del Centro Comprensivo de Cáncer de la Universidad de Puerto Rico (CCCUPR) inauguraron este martes el Caribbean Climate Change, Cancer, and Health Disparities Research Center (CARIB–CARES), un innovador centro de investigación dedicado a estudiar el impacto y relación del cambio climático y el cáncer en Puerto Rico y el Caribe.
“Este es probablemente uno de los primeros centros de investigación a nivel global enfocados en entender la relación entre el cambio climático y el cáncer”, destacó la doctora Ana Patricia Ortiz, investigadora principal y líder del proyecto, financiado por los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos.
El proyecto, con una duración inicial de tres años y un presupuesto de más de $3 millones, surge en respuesta a la creciente evidencia sobre la aceleración y aumento en los desastres climáticos, su efecto directo e indirecto sobre la salud de las comunidades vulnerables y, en este caso, los pacientes con cáncer. Junto al CCCUPR, la Universidad de las Islas Vírgenes estadounidenses forma parte del proyecto, ampliando la mirada hacia los pacientes y sobrevivientes de cáncer en el también territorio estadounidense.
Este nuevo centro de estudios tiene su génesis, en gran medida, en la devastación causada por el huracán María, en 2017. “Tenemos evidencia de que se interrumpieron los servicios de salud, no solamente de tratamiento de cáncer, sino de prevención de cáncer. Por ejemplo, la utilización de pruebas de seguimiento de detección temprana para cáncer cervical disminuyó dramáticamente luego de los huracanes”, explicó Ortiz. “Vimos que mujeres, por ejemplo, con cáncer ginecológico, que sus tratamientos se vieron afectados, la mortalidad en ellas fue mucho mayor”, anotó.
El doctor Pablo Méndez Lázaro, del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la UPR y uno de los investigadores principales del nuevo centro, añadió que los eventos climáticos extremos no solo afectan la infraestructura, sino que también generan impactos en cadena sobre la salud pública.
“Tras el paso del huracán María, enfrentamos 11 días consecutivos de calor extremo, sin energía, pacientes de cáncer que usualmente cuando están en tratamiento, como la quimioterapia, tienen efectos secundarios, y vimos entonces unos problemas significativos en esos pacientes”, señaló.
Además del calor extremo, factores como las inundaciones y la contaminación del aire por el uso masivo de generadores eléctricos afectaron la calidad de vida de los pacientes. Pero los datos que sirven como base van más allá de los huracanes Irma y María. “En los pasados 10 años, entre 2015 y 2024, hemos tenido cerca de 2,500 eventos climáticos que incluyen, tanto en Puerto Rico como en Islas Vírgenes, 1,400 inundaciones y sobre 200 avisos de calor extremo”, destacó la doctora Nancy Cardona Cordero, coinvestigadora del CCCUPR y el nuevo centro.
El CARIB-CARES tiene como visión ayudar a mantener las comunidades isleñas resilientes y saludables mediante el desarrollo de alianzas entre disciplinas y sectores para identificar amenazas al cáncer que estén en sinergia con las presiones del cambio climático, así como producir investigaciones de alta calidad para mejorar la calidad de vida y el bienestar en Puerto Rico y el Caribe, una de las zonas más vulnerables a los efectos de la crisis climática.
“Lo que no se documenta, no ocurrió”, enfatizó Méndez Lázaro. “Esperamos sentar las bases de investigación y unos análisis preliminares que nos den suficiente evidencia para continuar trabajando en mejores estrategias de mitigación y adaptación. Lo primero es documentar lo segundo es entender, digerir, procesar, y luego podemos, entonces, proponer soluciones”.
El centro también investigará el impacto de los eventos climáticos en áreas con alta contaminación ambiental y cómo esa combinación de elementos adversos puede afectar al paciente de cáncer.
“Hay información ya del huracán Harvey (2017) en Texas que nos dice que, cuando un huracán tan extremo pasa por un área de superfondo (lugar contaminado con desechos peligrosos), se pueden dispersar las sustancias químicas de ese lugar. Nosotros, viendo lo que ya pasó en otros lugares, tomando en consideración la historia, el contexto de huracanes y eventos climáticos en Puerto Rico, es parte de lo que queremos mirar dentro del proyecto”, detalló Cardona Cordero.
El financiamiento del proyecto, que asciende a $750,000 anuales –a los que se suman fondos para costos indirectos–, se distribuye entre el CCCUPR, la Escuela Graduada de Salud Pública del RCM y la Universidad de las Islas Vírgenes. Aunque optimistas, los investigadores se mantienen atentos a la amenaza de recortes en los fondos federales dedicados a la investigación científica.
“Tenemos que seguir documentando y nosotros entender mejor cuáles son las necesidades de la población, para que podamos entonces tomar decisiones basadas en la evidencia, en los estudios de investigación y las necesidades de la población, con el fin de poder desarrollar mejores planes de adaptación, de respuesta y política pública, incluso, que ayude a proteger a nuestras comunidades ante estos eventos”, sostuvo Ortiz.
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