Producto de un hogar donde el servicio a los demás era parte de la rutina familiar, y motivado por el deseo de mejorar la calidad de vida de su comunidad, José Ramón “Cheo” Oyola Ríos se ha convertido en el líder del cambio del barrio Borinquen de Caguas.

Desde hace 24 años, preside el Acueducto Rural Pedro Calixto, que suple agua potable a su comunidad; por décadas ha sido parte de grupos de vecinos que buscan soluciones a los problemas colectivos que enfrentan, incluyendo asuntos ambientales; y hace unos años impulsó la creación de una organización sin fines de lucro en la que se unieron todos los grupos de vecinos del barrio Borinquen para ofrecer más respuestas a sus necesidades.

Cuando habla de la fuerza que impulsa su labor voluntaria, Oyola Ríos no duda en mencionar a sus padres, Ángel Oyola y Julia Ríos, a quienes describe como dos servidores de los vecinos del sector Pradera, en donde formaron una familia de 10 hijos y donde él todavía vive. También, destaca el cáncer que afectó a su madre, que lo motivó a hacer una promesa de continuar ofreciendo servicio a los demás, pues era bien apegado a ella.

De hecho, aprendió a cocinar con ella en el negocio familiar de comida desde que tenía 14 años. Al terminar la escuela superior, sus padres le dieron dinero para comprarse un vehículo e ir a la universidad, pero él decidió usarlo para rentar la llave de un local de venta de alimentos. Dicho emprendimiento se ha transformado con los años en el exitoso negocio El Retorno Catering.

Al tiempo que desarrollaba su empresa, en la década de los 90, Cheo se involucró en trabajos comunitarios porque le molestaba el estigma con el que algunos miraban su sector y deseaba resolver problemas como el ornato y limpieza de calles, cierre de escuelas, la delincuencia y la transportación pública. Fue así como se integró al Comité de Vecinos de Pradera, a la Junta de Líderes del barrio Borinquen y, en el 2000, al Acueducto Rural Pedro Calixto, organización que preside desde entonces.

“Me integro al acueducto porque el agua es la principal necesidad que tiene el ser humano y teníamos un servicio malo con ese proyecto. El acueducto se fundó en 1977 y, en el 2014, empezó la transformación de un proyecto artesanal, creado por nuestra comunidad para atender una crisis que hubo cuando estuvieron más de seis meses sin agua, a uno con nueva tecnología de (tratamiento de) agua y placas solares. Lo han venido a ver de otros países”, destaca Cheo.

Junto con los demás cagüeños que conforman los grupos comunitarios que lidera, ha desarrollado diversas iniciativas, entre ellas, establecer un modelo colaborativo con el municipio mediante el cual la comunidad recibe fondos y da mantenimiento a las carreteras 765 y 763.

“Cuando vieron los resultados, nos dieron más presupuesto, y ahora también le estamos dando mantenimiento a caminos vecinales, porque el municipio tenía limitaciones y no lo hacía todos los meses. Estamos haciendo más de lo que nos piden, porque incluimos el desganche de árboles, pintamos, recogemos la basura, ponemos decoración en la carretera y sembramos plantas y árboles frutales para que la gente coja. Decidimos adoptar la flor del canario para identificar el barrio, con la idea de que otros barrios se motiven y escojan la suya y siembren árboles”, cuenta Oyola Ríos, quien recientemente fue galardonado con el Premio Andrus de la organización AARP, que distingue a las personas que ofrecen servicios voluntarios.

Igualmente, para beneficio de la comunidad, establecieron un proyecto de preservación de abejas para el que se capacitaron 11 voluntarios, que son los encargados de remover panales que representen un peligro y reubicarlos en un área segura para proteger tanto a las personas como a esos insectos que son tan vitales para el medioambiente.

Mientras, para atender especialmente las necesidades de socialización de personas mayores, así como las alimentarias, crearon el proyecto Mi Abuelo y Yo. Se trata de un jardín en el que la comunidad llevará semillas para germinarlas mediante un sistema hidropónico. La idea es que jóvenes y mayores se capaciten y trabajen en el jardín mediante un modelo intergeneracional que promueva la integración social y la producción de alimentos, plantas y árboles para los vecinos.

Otro proyecto, que nació para atender la necesidad de socializar de los mayores y que ha evolucionado para integrar a gente de todas las edades, es el de los bingos dominicales. “Empezamos con 20 personas y a veces llegan 100″, declara Cheo sobre la actividad, que realizan todos los domingos, de 1:00 p.m. a 6:00 p.m., en una parcela en desuso que el municipio donó a la comunidad. Allí también tienen un “food truck” que donado por la Federación Hispana, donde venden alimentos cocinados y las ganancias se usan para casos de necesidad entre los residentes.

Hace ocho años, decidieron que poner al sector Pradera sobre sus pies no bastaba, porque son parte de un área más grande, que es el barrio Borinquen, que tiene cerca de 8,000 habitantes. Por eso, fundaron la Alianza Borinquen Bello, hoy conocida como ISOMOS Borinquen Coop., organización sin fines de lucro que Cheo lidera.

Con la misión principal de promover el desarrollo integral del ser humano y rescatar los valores que los identifican como pueblo, el grupo logró unir a todas las organizaciones del barrio, que tiene 22 sectores. Eso incluye a las urbanizaciones cerradas Bosque de la Sierra, Borinquen Valley, Terrazas de Borinquen y Alturas de Borinquen, a las cuales unos jóvenes de la comunidad dan servicio de jardinería y ornato a través de ISOMOS. Eso, según el líder comunitario, no hubiese sido posible sin la labor realizada en las pasadas décadas, que les ha permitido mostrar resultados y ganarse el respeto y la credibilidad de los residentes.

“Hemos crecido en el sentido de pertenencia en la comunidad. Cuando empezamos, recogíamos de 140 a 160 bolsas de basura mensualmente. Actualmente, estamos recogiendo de 15 a 20 bolsas. Es decir, que la comunidad ha respaldado el proyecto”, celebra Oyola Ríos, quien identifica su fe y fortaleza espiritual como el motor que lo ayuda a continuar.

Otro sueño que está tomando forma es un centro de manejo de emergencias que esperan establecer en una escuela cerrada que el gobierno les cedió. Para recaudar fondos para habilitar el lugar, inicialmente van a vender agua y hielo desde allí. Además, recibirán muebles y equipos donados por personas que ya no los necesiten, para entregarlos a otros que tengan necesidad, antes y después de una emergencia.

Como si fuera poco, también están comenzando un estudio, que se realizará junto con la Oficina de Asuntos Ambientales del Municipio de Caguas para identificar posibles agentes que están contaminando los cuerpos de agua del barrio.

Cuando habla sobre el impacto de los múltiples trabajos que impulsa en su comunidad, Cheo explica que “esto es para dejarles algo más que una deuda a las futuras generaciones y dejarles conciencia de cuáles son las cosas básicas que sí debemos cuidar. El huracán María nos enseñó que pudimos vivir sin algunas cosas que no son tan importantes, pero hay otras que son esenciales para la vida. Muchos hemos entrado en este proyecto como una experiencia de vida”.