La líder, de 56 años y sobreviviente de cáncer, tiene fija su mirada en el bienestar de la comunidad Monterrey, en Vega Alta
La líder, de 56 años y sobreviviente de cáncer, tiene fija su mirada en el bienestar de la comunidad Monterrey, en Vega Alta
5 de octubre de 2023 - 10:03 AM
La meta de Mayra Benítez Martínez es llegar siempre a tiempo para atender las necesidades de su comunidad Monterrey, en Vega Alta, y llevar esperanza a los corazones abatidos, que no tienen quién les brinde un abrazo.
Así se ha caracterizado esta líder comunitaria, de 56 años, quien venció un diagnóstico de cáncer sin dejar de preocuparse por sus vecinos, aun en medio del duro proceso, además de velar por el bienestar de su familia, integrada por su madre, Delia Martínez Valle, y sus cuatro retoños.
Desde su humilde hogar, Benítez Martínez aseguró que su mayor vocación “es ayudar a los necesitados”, a través del voluntariado en su barrio y en organizaciones de bases de fe, especialmente, el Concilio Pentecostal.
“Llevo más de 15 años como voluntaria. Siempre he tenido la vocación de ayudar a los demás, pero no buscamos que se nos reconozca. La gente siempre me ha buscado y no digo que no, sino que siempre he estado dada para todos los demás, sin esperar nada a cambio”, relató la presidenta de la Asociación Cultural Residentes de Monterrey, Inc.
Al hablar de su diagnóstico de cáncer, destacó que “Dios me ha dado una oportunidad de vida, junto con los médicos que me atendieron. Hay que ser agradecido con eso. No todos lo logran”.
“He tenido que vivir dos años, a donde mi papá (Moisés Benítez) recayó y falleció hace poco. Igual mis hermanas que han tenido sus procesos, y mami se vio sola con toda situación. En todo mi proceso, tuve que trabajar con emociones, ver la vida desde otro punto de vista porque, cuando a uno le dan un diagnóstico de cáncer, esto impacta, no solamente al paciente, sino a la familia”, confesó.
“Soy madre de cuatro hijos, así que o lucho por vivir o me rindo y dejo que pase lo que tiene que pasar. Yo decidí pelear, fortificar mi fe porque, si uno no tiene fe y no cree, uno no sale y hay que mantener la mente clara, si uno no está firme en convicciones, si uno no está firme en creer en las personas que te van a ayudar, nada se logra”, acotó.
Destacó que, hace unos meses, culminó el tratamiento contra la enfermedad y retomó “lo que dejé pendiente en mi comunidad y ayudar a otros”.
“Ahora, tengo un motivo más para no solamente llevar un mensaje de que hay esperanza, sino de poder llevar, canalizar y ayudar a las personas que tanto necesitan. No solo necesidades físicas, emocionales o de dinero, sino el ver de qué manera podemos hacer los cambios”, manifestó la mayor de cinco hermanas.
Durante este tiempo, la líder comunitaria ha completado varias capacitaciones, a fin de entender las situaciones particulares de los adultos mayores y aprender a canalizar situaciones de emergencia.
“Como líder comunitaria, he ido adiestrándome, adquiriendo conocimiento para poder trabajar con mi comunidad que, de 230 familias, el 85% son adultos mayores. Muchos de ellos lo que tienen como entrada (ingreso) es el PAN (Programa de Asistencia Nutricional), porque ni siquiera acumularon para su Seguro Social”, lamentó la vegalteña, quien estudió en la Universidad Interamericana.
“Muchos de nuestros adultos mayores son retirados, muchos tienen educación, pero otros no la tienen, no aprendieron a leer ni a escribir. Otros no tienen una persona que le haga sus compras, otros no tienen conocimiento de los planes médicos y beneficios que se están perdiendo”, resaltó.
De otra parte, mencionó que la organización que preside está certificada como “el único Community Hope Center” en Vega Alta, mediante un acuerdo colaborativo con el Negociado para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres.
“Para nosotros, es un privilegio poder suplir no solamente las necesidades de mi comunidad, sino a nuestro pueblo completo y áreas limítrofes, entre estas, algunas comunidades de Dorado. Nos preparamos para cualquier eventualidad catastrófica, como en la temporada de huracanes, cualquier evento que suceda”, asintió.
Según Benítez Martínez, su objetivo es “llegar siempre a tiempo”. Por eso, su próxima meta es adiestrar a las nuevas generaciones para el pase de batón, porque “se trata de salvar vidas”.
“Mi preocupación es que esas personas con necesidad, cuando hay tantas ayudas, no le lleguen a tiempo. Mi meta es poderlos ayudar, darles la calidad de vida que tanto merecen. Aprendí a conocerlos, a escucharlos. Esto no es de ir y cubrir y darle un poquito de comida o llevarles una compra. Tenemos personas solas que no tienen con quién conversar”, destacó.
“Mi satisfacción mayor es ver su sonrisa, hablar con ellos, escucharlos y, aunque algunas veces, de primera intención, no se pueda cubrir su necesidad, el simple hecho de ir y escucharlos y atenderlos, con eso, a veces, es más que suficiente. Se trata de llevarles bendición y esperanza. La meta es bendecir, empoderar y llegar a tiempo a mi comunidad”, concluyó.
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