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“Me abrieron una puerta que yo desconocía”: destacan el legado de transformación y compromiso de los Centros Sor Isolina Ferré

Exalumnos, educadores, líderes comunitarios y otras figuras conocedoras de este proyecto social y educativo resaltan la labor que, por más de 55 años, ha realizado en la Playa de Ponce

23 de noviembre de 2024 - 11:56 AM

Mical Pérez, egresada de los Centros Sor Isolina Ferré, narró cómo la experiencia educativa y transformativa de la institución cambió su vida. (Suministrada)

Ponce - Mical Pérez arribó a los Centros Sor Isolina Ferré a los 15 años, cuando enfrentó el desafío de convertirse en una madre adolescente.

Ahora, la egresada de la Escuela Alternativa es fundadora y directora de Nubes y Arcoíris, una empresa dedicada al cuidado infantil, mientras persigue un doctorado en trabajo social clínico con la expectativa de expandir sus servicios y fortalecer su impacto en la comunidad.

“Yo sentí la marginalización, porque la viví. La educación tradicional me cerró las puertas porque no me estaba dando las herramientas para lo que yo necesitaba, y la educación fue parte de mi proceso. Los Centros me abrieron una puerta que yo desconocía, una gran alternativa”, manifestó Pérez, al compartir el impacto que ha tenido la organización en su vida, durante el foro “55 Años de Transformación y Compromiso: Celebrando el Legado Educativo de los Centros Sor Isolina Ferré”.

“Logré completar un grado académico, y me ha dado grandes oportunidades, tanto en lo académico como en lo personal, con mi familia. He podido impactar a mis padres, que no pudieron terminar el cuarto año, y a mis hijos. Se trata de perseverancia, llevar valores cristianos y creer que todos somos merecedores de algo y que cada uno tiene el potencial para alcanzar grandes cosas”, abundó.

El balcón del hogar donde se crio, en la calle León #13, en el casco histórico ponceño, se convirtió en un salón de aprendizaje para Sor Isolina Ferré Aguayo, quien desde pequeña tomó conciencia sobre la pobreza que arropaba a las personas que crecieron en un mundo distinto al que nació.

Allí, de la mano de su madre, Mary Aguayo Casals, figura clave en su formación docente y espiritual, y de su padre, el industrial Antonio Ferré Bacallao, fue donde Isolina tuvo sus primeras lecciones de vida al atestiguar cómo sus progenitores invitaban a pasar a los menos afortunados para ayudarles a cubrir algunas necesidades.

Al repasar la historia del llamado “Ángel de La Playa” y el surgir del modelo educativo de los Centros, el presidente de la Junta de Directores de la institución, Luis Alberto Ferré Rangel, narró algunos aspectos de la vida de su tía abuela que formaron su carácter y fueron creando la base de un proyecto social que ha marcado miles de vidas.

Luego de trabajar por 30 años en varias misiones, entre estas, las áreas pobres de Nueva York, la religiosa perteneciente a la Orden de las Siervas Misioneras de la Santísima Trinidad se instaló en el barrio Playa de Ponce, en el que descubrió un inmenso salón de clases sin paredes.

“Desde esa casita del balcón, comienza el desarrollo de un sistema educativo de los Centros de las pasadas cinco décadas. La educación alternativa se convertía en la estrategia principal para atender la delincuencia juvenil y la deserción escolar. Ahí, se destaca el componente educacional, tutorial y creativo, reflejando una teoría de la educación y formación acoplada a las necesidades de la comunidad”, expresó Ferré Rangel en el evento, celebrado el jueves en el teatro de la organización comunitaria y ecuménica.

Edwin Rodríguez, a la extrema izquierda, quien fue el primer dirigente puertorriqueño en Grandes Ligas al capitanear a los Florida Marlins, fue uno de los participantes en el foro.
Edwin Rodríguez, a la extrema izquierda, quien fue el primer dirigente puertorriqueño en Grandes Ligas al capitanear a los Florida Marlins, fue uno de los participantes en el foro. (Suministrada)

Entre los exalumnos, educadores, líderes comunitarios y otras personas vinculadas a la labor de los Centros que participaron en la actividad, estuvo Edwin Rodríguez quien se convirtió en el primer dirigente puertorriqueño en Grandes Ligas al capitanear a los Florida Marlins, y manifestó el legado formativo que tuvo la entidad en su vida.

“Yo no participé en ningún programa de los Centros. Pero aquí me ayudaron a dirigirme como persona y desarrollar carácter. Entendí que todo lo que yo quería hacer estaba en la incomodidad; tenía que salirme de la comodidad, y eso lo me lo enseñó los Centros Sor Isolina”, comentó.

María de Lourdes López Maldonado, directora del Sistema Educativo de los Centros, discutió, por su parte, los desafíos actuales de la educación en Puerto Rico.

Según la educadora, los principios fundamentales del sistema educativo actual de los Centros Sor Isolina Ferré, en su continua innovación, se orientan “en el modelo biopsicosocial-espiritual y el enfoque en diversidad”.

Mientras, el exsecretario del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos Víctor Rivera, quien también participó en el foro, dijo que, a su juicio, “la educación integral ha sido, quizás, la piedra de tropiezo en cuanto a lo que es la educación tradicional y lo que es el emprendimiento social”.

“Por eso, se habla de La Playa como esa escuela grande. Todas las teorías reflejadas mirando al ser humano desde una manera integral y el poder de la sicología comunitaria basado en el empoderamiento de las comunidades. Creo que eso es lo más importante, qué pasa cuando las comunidades se empoderan”, afirmó.

Por su parte, el exsecretario del Departamento de Educación César Rey Hernández analizó el impacto comunitario del modelo educativo impulsado por los Centros.

“Decía sister Isolina: ‘nuestra labor sería intrascendente si no ayuda a humanizar nuestra sociedad y reorientarla sus valores’”, expuso, al analizar el modelo que emplea la institución que, destacó, “va desde el inicio del proceso educativo en un preescolar hasta la educación de adultos en un proyecto holístico y de carácter renacentista por lo integrador y visionario”.

Rey Hernández, además, lanzó el reto de honrar a Sor Isolina al crear “una conciencia solidaria que aporte a gestar espacios de sana convivencia” y “provocar que el intelecto se torne activo y competente, dotado de pensamiento crítico para un mundo complejo”.

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