Es sábado al mediodía y el casco urbano de Río Piedras está a tope. En la Plaza del Mercado, un grupo de adolescentes curiosean por el área para conocer la historia de este emblemático espacio y de los vendedores que lo habitan.

Rubén Pérez Ortiz es uno de los participantes del Minicampamento de Navidad de la Universidad de Puerto Rico (UPR) y ha aprovechado la experiencia cultural de los pasados días para conocer la comunidad que ha rodeado sus espacios educativos desde pequeño.

“Lo más que me ha gustado es conocer la comunidad de Río Piedras, porque yo he estudiado aquí toda mi vida, pero conocerla más me gusta porque transito mucho por el área”, expresó el joven, quien cursa el noveno grado en la Escuela Secundaria de la UPR.

Entre la veintena de jóvenes de 14 a 17 años, también está Natalia Soto Pérez, quien aspira a estudiar Ciencias Políticas en el primer centro docente del país. Aunque vive en Lares, decidió inscribirse en la experiencia de cuatro días para conocer más del espacio que pronto será su hogar.

Después de hacer un recorrido por el mercado –guiado por la organización Capicú Adentro–, el grupo se dividió para hablar con “placeros”, quienes les contaron las historias de sus negocios que, por generaciones, se han dedicado a la venta de verduras, botánicas y hasta “souvenirs”, a precios más asequibles que en lugares turísticos.

Esta actividad formó parte del tercer día del Minicampamento, que organiza la División de Educación Continua y Estudios Profesionales (Decep) de la UPR Recinto de Río Piedras. El proyecto piloto, que arrancó con un grupo de 19 jóvenes de escuelas públicas y privadas, tiene un enfoque artístico y comunitario para los adolescentes en las vacaciones navideñas.

“Los movimos al casco urbano, queremos que estén fuera del Recinto, porque Río Piedras es mucho más que el Recinto. Muchos de los jóvenes del Recinto han desarrollado su vida y su talento en el casco urbano, los líderes comunitarios y los empresarios jóvenes. Hicimos alianzas con todos ellos para que reciban a los jóvenes de 14 a 17 años, por cuatro días”, explicó Lara I. López, coordinadora de proyectos especiales de la Decep.

El itinerario de los jóvenes comenzó el jueves con un recorrido, a pie, por el casco urbano riopedrense, que incluyó visitas al Cine-Teatro Paradise y tomar un taller de bomba. El viernes, visitaron la panadería Bobet’s Bakehouse, el estudio de tatuajes Memento Rosas y tuvieron una orientación con Vilma Martínez, de Ropajes, un taller de diseño de vestuarios y alta costura.

Esta experiencia también representó una oportunidad para que los jóvenes exploren sus intereses. Tal fue el caso de Guillermo Morales, amante del dibujo y la pintura, razón por la que su mamá lo matriculó en el campamento.

“Hemos hecho otras formas de arte, como hacer ropa y aprender cómo se hacen los tatuajes. Son negocios que, si tú no sabes que están ahí, nunca los vas a ver. Está ‘cool’”, expresó Morales.

La experiencia continuó este sábado con una visita al huerto comunitario de Capetillo y la Plaza del Mercado, y terminará mañana, domingo, con un recorrido en bicicleta por el recinto riopedrense y el casco urbano, así como un taller de transportación participativa y educación vial.

“Es superimportante porque ellos van a cerrar estos cuatro días reflexionando y aprendiendo un poco sobre la transportación. Les vamos a dar un taller sobre cómo ellos pueden llegar, desde sus escuelas o desde sus casas, al lugar que hayan preferido de Río Piedras, utilizando medios de transporte alternos, que no sea el carro. Ahí, tendrán que reflexionar sobre los sitios que visitaron y qué les gustó más, para hacer su propia ruta de regreso a Río Piedras”, sostuvo López.

En este primer Minicampamento de Navidad, hubo otro grupo de niños de 7 a 13 años, que se quedó dentro del recinto riopedrense. Para futuras ediciones, aspiran a fomentar la integración intergeneracional, por lo que buscarán también impactar a la población de adultos mayores.