Tania Pérez Díaz, la joven que necesitaba con urgencia un segundo trasplante de corazón debido a una condición cardíaca que afectó su función, murió en la madrugada del pasado miércoles, a sus 28 años.

La noticia fue confirmada por la familia Pérez Díaz en un comunicado de prensa donde se informó que la joven, que desde hace unas semanas estaba recluida en el Centro Cardiovascular, “partió a la morada del Padre”.

En días recientes, Pérez Díaz comenzó a sentirse mal y se encontraba recluida en la unidad de intensivo a la espera de ser trasladada a un hospital en los Estados Unidos, pues se encontraba pasando por un proceso de rechazo de su primer trasplante.

La familia Pérez Díaz agradeció profundamente el amor y la solidaridad del pueblo puertorriqueño que acudió al llamado de ayuda que hicieron el pasado 8 de noviembre, cuando se lanzó una campaña de recaudación de fondos en GoFundMe, recolectando unos $71,473.

“Estamos sumamente agradecidos con el amor y las oraciones recibidas. Nunca olvidaremos como nuestra gente se solidarizó con nosotros en este difícil momento”, expresó su padre, Eli Pérez Ramos.

“Nuestro agradecimiento a todos los que colaboraron con el fondo que se creó para ayudar a Tania. Nos comprometemos a que ese dinero que ella no pudo utilizar sea destinado para ayudar a otras familias cuyos hijos necesiten algún tratamiento. Desde hoy ponemos en marcha la creación de una fundación, la Fundación Tania Pérez Díaz. Nuestro deseo es poder aliviar de alguna manera el proceso para otras familias. Sabemos que eso hubiera hecho muy feliz a Tania”, añadió el progenitor de la joven.

El 6 de julio de 2021, El Nuevo Día publicó un reportaje titulado “Historias del corazón: los trasplantes cambian vidas”, donde Pérez Díaz narró cómo logró tener una segunda oportunidad de vida, gracias al trasplante.

En ese momento, la joven tenía 25 años y narró que fue trasplantada de corazón cuando tenía tan solo 12 años. Agregó que fue diagnosticada con una condición cardíaca que la mantuvo luchando para sobrevivir con su propio corazón hasta que fue necesario el trasplante.

“Tenía miocarditis. En mi caso, el músculo del corazón se puso más grande de lo normal; más grande que el de un adulto. Me llegaba hasta el estómago. Mi condición fue diagnosticada a los 8 años y estuve hasta los 11 años estable. Era una niña normal, de momento caía en el hospital y de momento salía. Hasta que, a los 11 años, fui sometida a intensivo en el Cardiovascular”, explicó la joven, que era oriunda de Caguas.

Pérez Díaz indicó que estuvo recluida en el Centro Cardiovascular durante 89 días. “Me realizaron el trasplante cuando ya me quedaban tres horas de vida. Siempre tuve demasiada fe. Desde los 8 años me preparé espiritualmente, en el transcurso también tuve muchas promesas de sanidad”, abundó la joven.

“Tan pronto desperté con el nuevo corazón, ya no estaba pálida ni violeta como estaba por la condición. Yo estaba rosada, tenía una energía brutal. Físicamente, me sentía como cambiarle el motor a un carro”, expresó Pérez Díaz, en aquel entonces.

“El proceso de recuperación fue bien rápido. Ya a los doce días, luego del trasplante, fui dada de alta y a los 13 años volví a la escuela. Nunca tuve dolor de pecho; fui una niña completamente activa, normal. Puedo hacer literalmente de todo, no tengo ningún tipo de límite”, agregó.

La joven dijo que es un proceso que impacta y que cambia la vida completamente, por lo que aconsejó a otros jóvenes que estaban pasando por esta situación que trataran de mantener su salud mental enfocada en Dios.

“Nunca oren para que aparezca un corazón porque estaríamos orando porque muera otra persona o un familiar tuyo para que te dé vida, sino que oren por un milagro. Esa fue la oración que hice: que Dios hiciera como él quisiera y que mi milagro iba a llegar de la manera en que el quisiera”, puntualizó Pérez Díaz.