Al son de maracas y con el aroma de pasteles recién hechos, un grupo jugaba dominó en la esquina del salón comedor de La Fondita de Jesús, en Santurce. Allí sentado, estaba Reinaldo Soto, de 57 años, deseando mucha “salud y vida” para sus amigos.

Desde 2017, cuando el país sobrevivía los estragos del paso del huracán María, Soto comenzó a recibir servicios y a celebrar la Nochebuena con la organización, que todos los años regala esperanza de un mejor porvenir a personas que, más allá de no tener dónde dormir ni comer, viven las fiestas en la soledad de las calles.

“No tenía dónde vivir. Gracias a Dios, La Fondita me ofreció vivienda. Me he recuperado y me han brindado la oportunidad de servir también”, contó el voluntario, que ayuda en los servicios que se ofrecen en el segundo nivel del edificio, ubicado en la calle Monserrate.

Recordó que se “sufre mucho” al no tener un techo seguro para disfrutar la Navidad, y destacó que, “gracias a Dios, existe este lugar”. Contó que, en el segundo piso, están las duchas para asearse, ropa donada disponible para los participantes y otros servicios de asistencia.

A pocos pasos de Soto, también disfrutaba de la fiesta navideña Alexander González, quien perdió a su mamá a causa del cáncer en agosto del año pasado. Sería la segunda Nochebuena que celebra sin su progenitora, a quien cuidó por 13 años.

“Hoy (martes de Nochebuena), siento mucha nostalgia por la pérdida de mi mamá. Son días que pasaba con ella. Me he recuperado bastante, y aquí me han brindado toda la ayuda. Se siente uno en familia. Ayudar a los más necesitados, y quienes están peor que uno, es una satisfacción”, expresó González.

El hombre de 52 años, que llevaba unos lentes con bombillas rojas, recordó que, al fallecer su madre, estuvo también a punto de perder su casa.

“Cada Navidad, le digo a mis hermanos que la pasemos juntos porque no sabemos cuándo será la última. Le celebraba todo (a su madre) y le di toda la calidad de vida que se merecía”, dijo González, quien apoya a muchos otros participantes de La Fondita que también han atravesado la pérdida familiar.

Pablo Sepúlveda, de 67 años, es otro voluntario de la entidad que da de su tiempo para impactar a personas sin hogar y con adicciones a diferentes sustancias. “Llevo alrededor de unos 30 años yendo y viniendo a La Fondita. (Esas noches de Navidad en la calle) eran bien malas. No tenía dónde dormir, y empecé a venir aquí”, dijo el hombre.

Hace 14 años, logró tener una vivienda gracias a La Fondita, y ahora forma parte de la Junta de Directores y trabaja en el proyecto “Fondita en acción”, que impacta a personas sin hogar.

Como todos los años, la comida de esta actividad y la decoración fue provista por el matrimonio de David y María Fernanda Levis, quienes llevan juntos 51 años y han organizado esta actividad por más de tres décadas.

“Venimos de muchos cambios y de elecciones, en medio de todo ese bullicio de Navidad, donde nuestros participantes pueden sentir soledad en la calle, abrimos nuestras puertas para que ellos tengan su fiesta de Navidad. Tengan ese abrazo, en donde no solo reciben el almuerzo típico navideño, sino que entretenimiento y hacen comunidad”, explicó la directora ejecutiva interina de La Fondita, Geraldine Bayrón.

Aseguró que este año ha aumentado la población sin hogar. “Nos desplazamos a más de 35 municipios alrededor de la isla, y hemos visto un aumento grandísimo en adultos mayores, tristemente muchos adultos solos. Tienen un techo, pero no tienen un hogar. Muchos están en condiciones no apropiadas y están a un pie de estar sin hogar”, agregó.

Del mismo modo, han visto un dramático aumento en las mujeres que llegan a la organización. “Hace 10 o 15 años, era un 4%. Ahora, estamos en casi un 28%. Estamos hablando de muchas mujeres víctimas de violencia de género que estamos viendo todos los días. Cuando llegan a nuestras puertas, muchas veces, es huyendo de una situación de violencia”, compartió.

Precisó que ofrecen apoyo sicosocial y bienestar social, ya que conocen de primera mano que los servicios de salud mental en la isla son “precarios”. “Pueden ser voluntarios y llamar al 787-724-4051″, invitó Bayrón a quienes quieran unirse a las redes de apoyo de la organización sin fines de lucro.