Luego de experimentar un deterioro gradual y tras varios exámenes médicos, el exprisionero político Oscar López Rivera fue diagnosticado con alzhéimer y se encuentra residiendo en Estados Unidos, donde recibe tratamiento y está bajo el cuidado de su hija, Clarisa López Ramos, quien confirmó la información.

“Llevaba dos años experimentando un deterioro gradual sin aceptarlo, ni admitir evaluación médica. Sabíamos de una fuerte predisposición hereditaria por parte de su madre”, relató la hija, a través de un comunicado que colgó en sus redes sociales.

“Mi papá mantiene su seguimiento neurológico aquí en Estados Unidos y está bajo mi cuidado directo y continuo. En este momento, se encuentra en una etapa moderada/severa de la Demencia de Alzheimer. Aquí continuaremos con su tratamiento hasta el momento en que podamos regresar a vivir a nuestro amado Puerto Rico”, explicó López Ramos.

La hija de López Rivera relató que, tras varios esfuerzos, su padre accedió a realizarse una resonancia magnética (MRI, en inglés) cerebral, ordenada por su médico. “El MRI resultó con hallazgos positivos. Tras la evaluación neurológica realizada en dicha facilidad y confirmado el diagnóstico comenzó su tratamiento”, continuó.

López Ramos añadió que una evaluación neuropsicológica y una segunda opinión de una neuróloga privada confirmaron el diagnóstico y la etapa en la que se encontraba. “El deterioro y la progresión fue rápido y marcado”, compartió.

López Rivera cumplió 36 años de cárcel tras ser convicto principalmente de sedición –conspiración para derrocar el gobierno de EE.UU.– debido a su militancia en las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN).

Después de una larga campaña multisectorial que tuvo eco a nivel internacional y a menos de 72 horas de dejar la Casa Blanca, el expresidente Barack Obama le conmutó la sentencia, el 17 de enero de 2017. Su liberación fue efectiva cuatro meses después. El Negociado de Prisiones permitió su retorno a Puerto Rico el 9 de febrero del mismo año bajo arresto domiciliario, hasta la extinción de su sentencia.

López Ramos explicó que, ante el deterioro de su padre debido a la condición, tomó la decisión de llevarlo a vivir con ella a Estados Unidos. “Luego de varios meses de uso inconsistente de sus medicamentos, efectos secundarios, pérdida de peso, mayor deterioro funcional y una recaída en su salud, tomamos juntos la decisión de que él vendría a vivir con Luna y conmigo”, indicó.

López Rivera, de 81 años, se mudó a Santurce tras su excarcelación. “Creía que me iba a tardar un poco más en adaptarme (a la vida fuera de la cárcel). En la calle, la gente me recibe con cariño. Quiero reciprocar ese respeto”, dijo en una entrevista previa con este medio.

“Les exhorto a todos a abrazar a quienes están cerca de ustedes, no solo con los brazos, sino con el corazón. A amar, amen mucho y ámense mucho. Cambiemos todo lo que haya que cambiar, dejemos atrás lo que nos pesa y abracemos lo que viene”, expresó la hija del exprisionero político en su comunicado, al tiempo que agradeció a las personas que la han apoyado durante el proceso.

“A quienes me han sostenido y brindado su amor y apoyo durante todo este tiempo, les amo con todo lo que tengo. Gracias por agarrarme de la mano y nunca haberme dejado sola, a pesar de la distancia física”, anotó.