Igual que miles de puertorriqueños afectados por el apagón general de Miércoles Santo, Maritza Cedeño y su familia buscaban tener algo de energía en su hogar, pero, lo que se había convertido en una costumbre para sobrellevar la constante falta de electricidad en la isla, terminó en un incendio que consumió su vivienda en el barrio Coto Laurel, en Ponce.

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En una llamada con El Nuevo Día, Cedeño contó que, mientras su esposo estaba bañándose, escuchó una explosión tan fuerte que la preocupó.

“Corrí a llamar a mi esposo al baño y el bajó corriendo”, relató la mujer.

Entre lágrimas, continuó narrando que se dieron cuenta de que su generador se había incendiado y que las llamas comenzaron a esparcirse con rapidez, algo que los obligó a evacuar la residencia.

“Cuando salimos del baño y la cocina nos metimos al cuarto a ver si podía coger la cartera, pero estaba ya en fuego completito en el closet. Salimos esmanda’os y, cuando llegamos al balcón, ya el fuego estaba en la sala y el comedor”, contó llorosa, para luego detallar los esfuerzos de rescate.

“Mi esposo sacó los carros y mi cuñada se quedó en la parte de atrás de la casa, pero vino una persona y nos ayudó a sacarla a ella y al perrito”, agregó.

Aunque no hubo personas heridas, el fuego sí destruyó totalmente el hogar de la familia.

“Todo pasó tan rápido, se quemó toda la casa y perdimos todo”, recordó la mujer. “La planta era nueva y estaba bien puesta la usábamos después de María, cuando regresamos de Estados Unidos”, aseguró.

Al momento, la familia no cuenta con algún seguro o fondo que ayude a mitigar la pérdida, aunque Cedeño indicó que están intentando conseguir alguna asistencia gubernamental que les ayude a sobrellevar este inesperado golpe.

Además, Cedeño y su esposo están a la espera de una evaluación del Negociado de Bomberos para determinar qué exactamente causó el incendio.

“Los bomberos chequearon todo y la planta estaba bien, parece que fue un cortocircuito”, expuso al agradecer, a la vez, la pronta respuesta de la agencia para atender su emergencia.

Mientras, para hacer frente a este difícil momento, Cedeño dice que la familia ha abrazado con fuerza su fe cristiana.

“No es fácil, pero hay que apegarse de Dios y echar pa’ lante porque ya lo hecho, hecho está... Es duro, es bien duro. Fueron 33 años en esa casa, ahí crié a mis hijos, tengo tantos recuerdos”, lamentó.

Si usted desea colaborar con esta familia ponceña que lo perdió todo en el incendio, puede hacerlo mediante ATH Móvil al 939-202-8905.