La inoperancia de algunos semáforos ubicados en la avenida Ana G. Méndez, en San Juan, luego de que una caja de control presuntamente fuera baleada el pasado viernes, ha convertido una actividad cotidiana, como cruzar la calle, en una tarea peligrosa para los peatones, particulamente aquellos no videntes.

Para Jeylinne “Jey” Irizarry, estudiante de la Universidad Ana G. Méndez, en Cupey, las pasadas semanas han probado ser retantes, pues, en medio de los apagones selectivos por el déficit en generación, se ha topado con intersecciones en las que, al momento de cruzar, no escucha los sonidos característicos de los semáforos parlantes.

“Todos los días tengo que caminar largas distancias donde tengo que cruzar múltiples semáforos y honestamente, pues, se ha convertido en un reto extremo donde diariamente pongo en riesgo mi vida porque los conductores no respetan las leyes de tránsito y tampoco respetan al peatón”, sostuvo a El Nuevo Día vía telefónica.

“Muchas veces cruzamos y no hay nadie. Tenemos que cruzar solos a la deriva y de alguna manera apostando a que los autos que nos están viendo, pues se detengan y nosotros podamos llegar bien de un espacio a otro”, expresó preocupada.

La portavoz del Departamento de Obras Públicas y Transportación (DTOP), María Batista, confirmó a este medio que, desde el viernes, algunos semáforos ubicados en la intersección con la avenida Juan Ponce de León, cerca de la institución académica, se encuentra fuera de servicio tras supuestamente recibir impactos de bala en un incidente que la agencia aún investiga.

Al ser cuestionada sobre cuánto tiempo pudieran tardar las reparaciones, respondió que “el personal tiene que desconectar, hacer un relevo de responsabilidad y unos procedimientos técnicos para entonces poder arregarlo. Pero están trabajando en ello”.

“Ahora también entran las cotizaciones porque lo tiene que pagar el DTOP”, agregó.

Por su parte, el portavoz del consorcio LUMA Energy, Hugo Sorrentini, indicó que, luego de que brigadas inspeccionaran el equipo, le notificaron vía escrita al DTOP sobre una avería interna que requeriría reparar los fusibles y aisladores de la caja de control.

“Les orientamos de cómo deben proceder con las reparaciones internas de su equipo para que se energicen de la forma más rápida y segura posible”, aseguró Sorrentini.

Pese a que Batista sostuvo que no le constaba que los semáforos parlantes en esa zona estuvieran fuera de servicio previo al incidente, Irizarry aseguró que todos los días de la semana pasada se enfrentó a ese panorama.

“Ni en la mañana ni en la tarde. Los semáforos estaban inútiles. Ponemos nuestra vida en riesgo cruzando las calles sin semáforos porque, mientras un carro te quiere dar el paso, hay cinco intentando pasar primero”, resaltó la estudiante.

“Esta avenida es muchísimo más concurrida que la Ponce de León. Tiene muchos más carriles y tiene rotondas. Entonces, eso complica aún el panorama para nosotras las personas ciegas”, relató.

Ese escenario también lo vivió Luis Jabdiel Pérez, quien, junto a “Jey”, fundó el proyecto Ciegos con Visión, una iniciativa que visibiliza a la población ciega y estimula que ninguna persona se quede en su casa encerrada.

El judoca paralímpico, egresado del recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico (UPR), denunció en sus redes que el semáforo parlante en la avenida Ponce de León, frente el estacionamiento de Ciencias Sociales, llevaba dos semanas fuera de servicio antes de entrar en función este sábado.

El video pronto se viralizó y la sección de comentarios generó un debate sobre la situación.

“Yo dije ‘wow, ¿y cómo yo voy a hacer ahora para cruzar con mi hija de un extremo a otro?’ A veces hay personas, pero a veces no hay nadie ahí. Así que me temo que en ocasiones es peligroso”, expresó a El Nuevo Día vía telefónica.

“La mayoría de las personas que nosotros atendemos (en Ciegos con Visión) son personas universitarias o personas mayores que tienen alguna condición y obviamente esto es un aspecto de seguridad súper importante y, cuando yo le estoy dando las clases, cuando estamos caminando o ellos están deambulando en su vida cotidiana, necesitamos utilizar este tipo de servicios”, señaló.

“Yo me puedo mover aunque no haya semáforo parlante. Lo puedo hacer porque tengo una experiencia. Pero muchos de ellos son chicos que se han quedado ciegos de adultos o jóvenes adultos que todavía están en desarrollo y es muy importante que este tipo de servicios estén. Aparte, es un derecho para nosotros. Hay una ley que nos protege”, sostuvo Pérez, en referencia a la legislación federal conocida como la Ley para Personas con Discapacidades (ADA, por sus siglas en inglés).

Para el judoca, lo ideal sería que en todas las avenidas de Puerto Rico se instalaran, en los semáforos, los ruidos parlantes.

“Pero si estamos empezando por un lado, ¿por qué no procurar que estén en servicio y mantenerlos bien cuidados?”, cuestionó.

Ante este panorama, ambos relatan que han tenido que tomar medidas para trasladarse y proteger su seguridad.

“Tenemos que tomar métodos alternos como pedir asistencia a alguna persona que esté en el área cuando obviamente nosotros estamos capacitados para ser independientes. Pero muchas veces hay que poner en una balanza: o arriesgamos nuestra vida o entonces pido ayuda. Sin embargo, muchas veces la misma persona que está con nosotros brindándonos esa asistencia está temeroso de su vida”, precisó “Jey”.

Sin embargo, más allá de las medidas que deben tomar las agencias gubernamentales, la estudiante sostuvo que debe existir una responsabilidad social ante estas situaciones.

“Yo le haría un llamado a la sociedad a que estén más alertas a respetar a los peatones. Somos igual de valiosos que todas las personas que van conduciendo un auto”, reiteró.

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Para donar a este proyecto, puede hacerlo a través de ATH Business: Ciegos con visión.