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Dedos ensangrentados forman parte del juego en este deporte tradicional alemán

Se cree que la lucha de dedos, o fingerhakeln, originó como una manera de resolver disputas

27 de abril de 2025 - 4:19 PM

Dos hombres vestidos con ropa tradicional intentan jalar al rival por encima de la mesa en el Campeonato Alemán de Lucha de Dedos, el domingo 27 de abril de 2025, en Pang, cerca de Rosenheim, Alemania. (Matthias Schrader)

Hombres con pantalones cortos de cuero y tirantes bordados arriesgaron dislocarse los dedos el domingo mientras competían por el premio mayor en el campeonato alemán del deporte de fingerhakeln, o lucha de dedos.

Unos 180 competidores participaron en el 64º campeonato alemán en la localidad de Pang, aproximadamente a una hora en coche al suroeste de Múnich.

Se cree que la lucha de dedos, popular en la región alpina de Alemania y en la vecina Austria, se originó como una forma de resolver disputas. Las primeras representaciones del deporte se remontan al siglo XIX. Los participantes el domingo vestían el traje tradicional bávaro, al que se le llama tracht.

Dos competidores se sientan en lados opuestos de una mesa y cada uno engancha un dedo —generalmente el dedo medio— a través de un pequeño lazo de cuero. En cuanto un árbitro da la señal de inicio, cada concursante intenta jalar al rival a través de la mesa. Todo suele durar unos pocos segundos, y es común que haya dedos dislocados.

Asistentes especiales se sientan detrás de cada atleta para detenerlo en caso de que uno de ellos pierda repentinamente el agarre y salga volando hacia atrás. El ganador avanza a la siguiente ronda. Por tradición, sólo participan hombres.

En la actualidad, el fingerhakeln está altamente organizado y sigue reglas estrictas, las cuales comienzan con medidas definidas exactamente para la mesa y el lazo de cuero. En el campeonato del domingo hubo varios ganadores en diferentes categorías de peso y edad.

Hay nueve clubes en Alemania y otros cuatro en la vecina Austria, dice Georg Hailer, presidente del club más antiguo y grande de Alemania, Fingerhakler Schlierachgau.

“No es peligroso en absoluto”, afirmó Hailer. “Por supuesto, de vez en cuando habrá heridas abiertas y pequeñas lesiones en los dedos. Parece peor de lo que realmente es, porque hay sangre”.

No se trata sólo de fuerza bruta, sino también de habilidad, observó Maximilian Woelfl, un luchador de la ciudad bávara de Laufach.

“Hay diferentes técnicas... ¿cómo me siento en la mesa?”, expresó. “¿Cómo transfiero mi fuerza lo más rápido posible al lazo? Y, por supuesto, necesitas un dedo bien entrenado”.

Los competidores hacen calentamientos levantando bloques pesados o tirando de cables con su dedo de competencia.

Más adelante este año, los campeonatos bávaros en Mittenwald volverán a exigir toda la fuerza que los atletas puedan reunir, y quizás algunos trozos de piel.

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