Chevron tiene hasta el 3 de abril para desmontar operaciones en Venezuela, esto luego de que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos eliminó este martes la licencia que permitía a la empresa exportar petróleo de Venezuela.

La licencia revocada es la 41 y da paso a la 41A , que establece las transacciones necesarias “para la liquidación de las transacciones previamente autorizadas por la Licencia General 41 de Venezuela relacionadas con la operación y administración por parte de Chevron Corporation o sus subsidiarias de las empresas conjuntas de Chevron en Venezuela que involucran a PDVSA o cualquier entidad en la que PDVSA posee, directa o indirectamente, una participación del 50 por ciento o más (…) ), están autorizadas hasta las 12:01 a. m., hora del este, del 3 de abril de 2025″.

La notificación publicada por la Ofac, establece que no se autoriza el pago de impuestos o regalías al Gobierno de Venezuela. El pago de cualquier dividendo, incluido un dividendo en especie, a Petróleos de Venezuela, o a cualquier entidad en la que Pdvsa posea, directa o indirectamente, una participación del 50 por ciento o más.

Además incluye:

Esta decisión de revocar la licencia a la petrolera estadounidense llega después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la medida el pasado 26 de febrero.

“Por la presente, revertimos las concesiones que el corrupto Joe Biden le dio a Nicolás Maduro, de Venezuela, sobre el acuerdo de transacción petrolera, con fecha del 26 de noviembre de 2022, y que también tiene que ver con las condiciones electorales dentro de Venezuela, que no han sido cumplidas por el régimen de Maduro”, escribió en su cuenta de Truth Social.

En teoría, Chevron tenía seis meses para desmontar operaciones y no 30 días como ha anunciado la Ofac este martes.

Sin embargo, algunos analistas consideran que este pudiera ser un mecanismo de presión de Trump en contra del Gobierno de Nicolás Maduro para forzarlo a una negociación, aunque no se sabe sobre qué específicamente.

Podría ser sobre migración e incluso precios del petróleo, así lo consideró Vicente Albornoz, decano de la Facultad de Economía y Administración de la Universidad de Las Américas de Ecuador.

En entrevista con este diario, el académico era partidario de que se abriría un compás de seis meses para una negociación.

Pero el tema político y de retorno a la democracia es la negociación a la que aspira la oposición venezolana, cuya ala más radical aplaude la decisión de revocar la licencia, la cual aportaba 400 millones de dólares mensuales por concepto de exportaciones petroleras.

Ahora no se sabe si en 30 días, Maduro y Trump podrán negociar algo. El estadounidense se ha quejado que Caracas no está recibiendo a ritmo acelerado a los migrantes deportados e insiste en que Maduro no cumplió las condiciones electorales de los comicios del 28 de julio en los que se declaró ganador sin mostrar pruebas.

Además, aún quedan seis estadounidenses presos en Caracas, acusados por Maduro de querer atentar en su contra. Hace un mes, Richard Grenell, enviado especial de Trump, estuvo en el palacio presidencial de Miraflores, y tras reunirse con el presidente venezolano, logró llevarse seis prisioneros.

Grenell prometió liberar al resto.

Maduro ha evitado hacer pronunciamientos fuertes en contra de Trump. Tampoco lo ha hecho por la licencia de Chevron.

“No soy chantajeable por nadie, tengo una sola cara, y no me le rajo a nadie. Por las buenas, somos muy buenos. Por las malas, somos guerreros temibles”, dijo Maduro el jueves pasado.

Por el momento, Estados Unidos no ha modificado las licencias que permiten a las empresas Repsol, Maurel & Prom, ENI y la india Reliance, seguir operando en Venezuela.

Hace unos días, EL TIEMPO tuvo conocimiento de que la revocación del permiso petrolero obedeció, en parte, a la fuerte postura de varios congresistas republicanos que presionaron a Trump para que tomara la decisión a cambio de darle luz verde al presupuesto nacional y así evitar una parálisis del Gobierno de Estados Unidos.

Esta semana, el portal estadounidense Axios, publicó que los artífices visibles de la presión fueron los congresistas Mario Díaz-Balart, Carlos Giménez y María Elvira Salazar.

Los tres han sido apodados “los cubanos locos”, según detalla Axios.

Los tres congresistas, aunque nunca emitieron amenazas explícitas, insinuaron que podrían retener sus votos en el crucial acuerdo presupuestario si Trump no bloqueaba la licencia que permitía las exportaciones de petróleo venezolano a Estados Unidos. “Se están volviendo locos y necesito sus votos”, habría dicho Trump a sus allegados antes de tomar la decisión, según reporta Axios.

El portal también asegura que el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, destacó la participación de Díaz-Balart, Giménez y Salazar en la decisión durante un evento de recaudación de fondos en la mansión del empresario de seguros de salud Ivan Herrera. En el evento, Johnson elogió a los congresistas por su firmeza en la lucha contra el régimen de Maduro, refiriéndose a ellos como “los tres cubanos locos”.

Ante las sanciones, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha ordenado la activación del Plan de Independencia Productiva Absoluta, “para que nuestra industria de hidrocarburos y la economía del país siga su recuperación estable y diversificada”, comparte el Gobierno chavista en un comunicado.

“Ni en el pasado ni ahora los mismos opositores fracasados y derrotados podrán hacerle daño a nuestro país”, agrega la nota compartida por Delcy Rodríguez, vicepresidenta y ministra de Hidrocarburos. Que además culpa al Gobierno de Trump de querer “hacer un daño al pueblo venezolano al causar incremento en el precio de los combustibles y afectando la seguridad jurídica de las inversiones de sus empresas en el extranjero”, escriben.