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Nicolás Maduro jura como presidente de Venezuela y recibe más sanciones y amplio rechazo internacional

Tras su investidura, las reacciones internacionales volvieron a cuestionar la legitimidad de las elecciones de 2024

11 de enero de 2025 - 8:49 PM

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, hace gestos a sus seguidores mientras camina de la mano de su esposa Cilia Flores a su llegada a la Asamblea Nacional para su ceremonia de juramento para un tercer mandato en Caracas, Venezuela, el viernes 10 de enero de 2025. (Matias Delacroix)

Caracas — Nicolás Maduro asumió como presidente de Venezuela el viernes para un tercer mandato pese a las evidencias creíbles presentadas por la oposición de que perdió las últimas elecciones frente a su rival Edmundo González. A su toma de posesión le siguieron críticas internacionales, sanciones de varios países como Estados Unidos o la Unión Europea.

El mandatario venezolano renovó hasta 2031 su periodo de gobierno, pese a la ola de cuestionamientos con la que llegó desde los comicios del año pasado y pese a los fuertes pronunciamientos en su contra que siguieron a la ceremonia en que recibió la banda presidencial.

“Juro por Bolívar, por Sucre, por Urdaneta, por Manuela Sáenz, por la memoria eterna de nuestro comandante eterno Hugo Chávez... Lo juro por la historia, lo juro por mi vida”, pronunció Maduro el juramento, frente al titular de la Asamblea, Jorge Rodríguez, en una ceremonia que se adelantó más de una hora y en la que se ausentaron la mayoría de los mandatarios de la región.

Tras su investidura, las reacciones internacionales volvieron a cuestionar la legitimidad de las elecciones de 2024, en las que Maduro fue proclamado ganador sin presentar evidencias mientras su rival, el opositor González, mostró pruebas avaladas internacionalmente de que había ganado él con amplia ventaja.

Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y Reino Unido establecieron nuevas sanciones para lo que, más tarde, la oposición calificó de un golpe de Estado.

González difundió un mensaje a través de X, antes Twitter, después de que la oposición admitiera que no regresaría el viernes a Venezuela, en el que aseguró que mantenía sus planes de asumir el poder con un “ingreso seguro, en el momento propicio” para hacer valer los votos que recibió en las urnas.

“Lograremos entrar a Venezuela y le pondremos fin a esta tragedia”, aseguró. “Ordeno al alto mando militar desconocer órdenes ilegales que sean dadas por quienes confiscan el poder y preparen las condiciones de seguridad para asumir el cargo de presidente de la República”, encomendó a las Fuerzas Armadas. Pidió el fin de la represión.

Poco antes, la líder opositora María Corina Machado, que no había aparecido públicamente desde su retención temporal el jueves tras protestar en Caracas, difundió un vídeo en el que advirtió al gobierno venezolano de que a partir de ahora “arreciará aún más la presión hasta hacerle entender a Maduro que esto se acabó”.

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Este fue el escenario que se replicó en decenas de ciudades en todo el mundo.

“No se puso la banda en el pecho, se la puso en el tobillo como grillete”, reprochó Machado.

El jueves, según contó, ella fue interceptada por fuerzas de seguridad de Venezuela armadas al salir de una protesta. “Fui brusca y fuertemente arrancada de la moto y montada en otra”, aseguró, y luego le pidieron que grabara un vídeo para ser liberada, que fue el que se difundió después de que su equipo de campaña anunciara que había sido detenida. “Yo estoy bien ahora, aunque tengo fuertes dolores y contusiones en algunas partes de mi cuerpo.”

Insistió en su rechazo a la toma de posesión celebrada en la Asamblea Nacional. “Hoy 10 de enero Maduro consolida un golpe de Estado. Frente a los venezolanos y frente al mundo, decidió cruzar la raya roja que oficializa la violación a la Constitución Nacional”.

González explicó que desistió de su deseo de ingresar a Venezuela porque consideraba que el cierre de fronteras ordenado por Maduro y el alistamiento de aviones militares buscaban “hacer conmigo, en el aire, lo que hicieron ayer contra nuestra líder, donde lamentablemente resultó herido un hombre inocente”.

En las elecciones del año pasado, las autoridades electorales leales al partido gobernante declararon ganador a Maduro horas después de que cerraran las urnas el 28 de julio, pero a diferencia de en comicios presidenciales anteriores, no ofrecieron el conteo detallado los de votos. La oposición, por su parte, recopiló actas de más del 80% de las máquinas de votación electrónica, las publicó en internet y aseguró que demuestran que González recibió el doble de votos que Maduro.

La Plataforma Unitaria, la coalición de partidos opositores con la que González concurrió a las pasadas elecciones, denunció el viernes que Maduro usurpó ilegalmente el poder por lo que “se ha consumado un golpe de Estado en contra de los derechos del pueblo” y que sigue “en lucha” por la libertad de Venezuela.

“Había que jurar ante la Asamblea Nacional y como siempre lo hemos hecho, hemos cumplido con esta Constitución, la que nació de nuestras manos”, pronunció Maduro en su discurso, pese a los duros cuestionamientos que ha enfrentado por la falta de transparencia y de verificación de los resultados de la votación de 2024.

“Con la banda del comandante Hugo Chávez, juré llevar adelante todos sus sueños y toda su fuerza”, prosiguió criticando a quienes “les gusta tirotear a Venezuela desde el exterior” para luego concluir que “Venezuela está en paz... en pleno ejercicio de su soberanía popular”.

Aunque no se había confirmado con antelación la presencia de ningún mandatario latinoamericano, acompañaron a Maduro en su toma de posesión el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, así como su par nicaragüense, Daniel Ortega. Maduro agradeció la presencia de 120 delegaciones de países sin aludir a los rangos de los asistentes y detallando que asistieron un representante de Rusia y China.

A la última investidura de Maduro, en 2019, también acudió Díaz-Canel, y el entonces presidente de Bolivia, Evo Morales. En aquella convocatoria electoral de 2018, los comicios fueron considerados ampliamente una farsa después de que el gobierno prohibiera la participación de los principales partidos de la oposición.

Una de las simpatizantes de Maduro que acudió a la sede de la Asamblea Nacional no pudo contener las lágrimas cuando escuchó que éste tomó oficialmente posesión para un tercer mandato.

“No tengo palabras para expresar mi emoción, estoy feliz. Venimos de una lucha muy dura para que los fascistas de aquí y el mundo no nos impongan un títere como Edmundo González”, comentó Maricarmen Ruiz, de 18 años, junto a su hermana de 11.

Para otros, el ánimo comenzó a decaer ante las expectativas que había de que la oposición pudiera materializar un cambio en el país el viernes si reaparecía González.

“Se ve gente como con guayabo (resaca de alcohól)”, dijo Luis Carlos Moreno, un pintor y albañil de 55 años, en alusión al comportamiento que exhibían los pocos transeúntes que se ven en las principales avenidas de Caracas. “Hay que esperar a la próxima semana para ver cómo marchan las cosas... Si se activa todo, cuando todo el mundo salga a trabajar y los muchachos vayan a la escuela”.

Tras la investidura, la Unión Europea consideró en una declaración oficial que, sin las actas de votación que respalden su alegada victoria, Maduro “carece de la legitimidad” de un presidente elegido democráticamente. A su juicio, las autoridades venezolanas, perdieron la oportunidad de respetar la “voluntad del pueblo” y garantizar una transición democrática.

También Perú volvió a pronunciarse en un comunicado ratificando que no reconoce a Maduro como presidente. Mientras que Chile consideró que se trató de una investidura “desprovista de toda legitimidad democrática”.

Maduro arremetió contra el gobierno estadounidense, que reconoció a González como presidente electo, asegurando que el pueblo venezolano “le ganó al imperialismo y a su diplomacia de engaño... El gobierno saliente de Estados Unidos no sabe cómo vengarse de nuestro pueblo”, agregó.

Justo durante la investidura, la Oficina para el Control de Activos en el Extranjero (OFAC por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro federal anunció sanciones a ocho funcionarios venezolanos que lideran agencias económicas y de seguridad como un “mensaje de solidaridad al pueblo venezolano” y un intento por elevar la presión sobre Maduro.

También incrementó la recompensa por información que conduzca al arresto de Maduro a hasta 25 millones de dólares, así como de su ministro del Interior y de Justicia, Diosdado Cabello, y agregó una nueva recompensa de hasta $15 millones por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino.

En el mismo sentido actuó Gran Bretaña, que calificó de ilegítima la asunción presidencial de Maduro, al imponer sanciones a 15 altos funcionarios venezolanos, entre ellos varios jueces del máximo tribunal de Venezuela, altos funcionarios del Consejo Electoral y el comandante de las Fuerzas Armadas. Hubo sanciones, asimismo, desde Canadá.

A su vez, la Unión Europea adoptó poco antes de la investidura un nuevo paquete de sanciones contra 15 personas por “socavar la democracia” o los derechos humanos en Venezuela, entre ellos, la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). La revocación de las sanciones condicionó la UE, dependerá de “avances tangibles” en materia de derechos humanos y un diálogo para una transición democrática.

La disputa sobre los resultados de las últimas elecciones causó indignación a nivel internacional y protestas en todo el país. El gobierno respondió con toda su fuerza: arrestó a más de 2,000 manifestantes e instó a los venezolanos a denunciar a cualquiera que sospechen que está en contra del partido gobernante. Más de 20 personas murieron durante los disturbios y muchos manifestantes reportaron torturas durante su detención. —— El periodista de AP Jorge Rueda contribuyó para este reporte desde Caracas.

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