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Oposición venezolana se debate entre la esperanza y la decepción tras la investidura de Nicolás Maduro

Maduro se comparó con un David bíblico luchando contra Goliat y acusó a sus oponentes y a sus partidarios en Estados Unidos de intentar convertir su toma de posesión en una “guerra mundial”

11 de enero de 2025 - 8:40 AM

Un sacerdote bendice a la líder de la oposición venezolana, María Corina Machado, durante una protesta contra el presidente, Nicolás Maduro, en la víspera de su toma de posesión para un tercer mandato, en Caracas, Venezuela. (The Associated Press)

La toma de posesión del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dejó a sus oponentes lidiando con sentimientos encontrados de esperanza y decepción el sábado, preguntándose por qué no se pudo frenar al autodenominado líder socialista a pesar de las pruebas creíbles de que había perdido las elecciones el año pasado.

Algunos describieron su estado de ánimo tras la ceremonia del viernes en el Palacio Legislativo de Caracas como una resaca emocional, mientras que otros dijeron sentirse abandonados.

Muchos expresaron un cauto optimismo y encontraron cierto consuelo en los vídeos difundidos en las redes sociales por dos líderes de la oposición –la popular exlegisladora María Corina Machado y Edmundo González, el candidato de la oposición en los comicios– que habían prometido derrocar a Maduro.

“Hay un aire de decepción”, dijo el profesor universitario Nelson Pérez. “No hay que perder la esperanza (…) Se suponía que hoy era el día… Es más de lo mismo”.

Esa realidad es difícil de procesar para millones de venezolanos que, como Pérez, habían imaginado un 10 de enero diferente, con González recibiendo la banda presidencial y Machado dando uno de sus característicos discursos encendidos ante la Asamblea Nacional.

En lugar de eso, González y Machado publicaron mensajes en redes sociales mientras Maduro ponía su mano sobre la Constitución y juraba el cargo, desafiando la abrumadora evidencia que contradecía su afirmación de que ganó las presidenciales de julio.

Maduro se comparó con un David bíblico luchando contra Goliat y acusó a sus oponentes y a sus partidarios en Estados Unidos de intentar convertir su toma de posesión en una “guerra mundial”. Además, apuntó que el fracaso de sus enemigos para bloquear su tercer mandato de seis años fue “una gran victoria” para la paz y la soberanía nacional de Venezuela.

El Consejo Nacional Electoral, formado por leales al gobierno, había declarado a Maduro ganador de la votación del 28 de julio. Pero, a diferencia de en comicios anteriores, las autoridades electorales no ofrecieron conteos detallados de votos para respaldar el resultado anunciado.

La oposición, sin embargo, recopiló actas del 85% de las máquinas de votación electrónica y las publicó en internet, mostrando que su candidato, González, había ganado por un margen de más de dos a uno. Expertos de Naciones Unidas y del Centro Carter, con sede en Estados Unidos, ambos invitados por el gobierno de Maduro como observadores de la cita electoral, calificaron las actas publicadas por la oposición como legítimas.

Machado dijo en un mensaje en redes sociales el viernes que Maduro era culpable de un golpe de Estado al no dejar el cargo el 10 de enero, la fecha en la que, por ley, comienza el mandato presidencial de Venezuela. Además, afirmó que estaba segura de que la “libertad del país está cerca” pero no mencionó los próximos pasos que podría dar la oposición para poner fin a la presidencia de Maduro.

Según la líder opositora, Maduro “no se puso la banda en el pecho, se la puso en el tobillo como un grillete”.

En la víspera, Machado –quien pese al veto del gobierno para postularse para un cargo sigue siendo la fuerza motriz detrás de la asediada oposición venezolana– apareció por primera vez en público tras meses escondida para acudir a una protesta contra el presidente en Caracas. Más tarde, aseguró que las fuerzas de seguridad la habían detenido brevemente después de abandonar el acto, una acusación que el gobierno negó rápidamente.

La protesta del jueves atrajo a mucha menos gente que los masivos actos encabezados por Machado y González en campaña, principalmente debido a los temores sobre la brutal represión de Caracas a la disidencia. Más de 2,000 personas fueron arrestadas durante y después de los disturbios civiles posteriores a los comicios.

“Se ve gente como con guayabo (resaca)”, dijo Luis Carlos Moreno, un pintor y albañil de 55 años, en alusión al estado de ánimo de quienes no asistieron a la investidura. “Hay que esperar a la próxima semana para ver cómo marchan las cosas… Si se activa todo, cuando todo el mundo salga a trabajar y los muchachos vayan a la escuela”.

Los partidarios de Maduro que se acercaron al Palacio Legislativo estaban exultantes y algunos eran incapaces de contener las lágrimas de alegría.

La televisión estatal dijo que 10 jefes de Estado asistieron a la ceremonia. Pero muchos más gobiernos en todo el mundo rechazaron las proclamas de victoria de Maduro basándose en las pruebas creíbles validadas por los observadores electorales.

Subrayando el creciente aislamiento de Maduro, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y la Unión Europea anunciaron el viernes nuevas sanciones contra más de 20 funcionarios venezolanos, acusándolos de socavar la democracia en el país. Entre los señalados había jueces del Tribunal Supremo, autoridades electorales, el jefe de la compañía estatal de petróleo y ministros.

Por su parte, González, quien se exilió en España en septiembre para evitar ser arrestado, estaba en República Dominicana, que se suponía que era la última parada en su gira americana antes de intentar regresar a Venezuela para ser juramentado.

En su mensaje en vídeo, dijo a sus seguidores que el gobierno de Maduro terminará “pronto, muy pronto” y reiteró su promesa de volver al país con un “ingreso seguro, en el momento propicio”.

Entre quienes trataban de hacerse a la idea un nuevo gobierno de Maduro había trabajadores electorales, muchos de los cuales fueron acosados o arrestados tras los comicios. “Estoy muy decepcionada”, dijo Marlyn Ruiz, residente de Caracas y trabajadora electoral. “La realidad no es como nos hicieron creer”.

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