

21 de abril de 2025 - 5:04 AM
Nota del editor: sigue la cobertura sobre la muerte del papa Francisco. Encuentra aquí las últimas noticias y actualizaciones.
Ansiosamente, miles de personas se congregan en la plaza de San Pedro, en El Vaticano. Cada una fija sus ojos en la pequeña chimenea posada sobre la Capilla Sixtina. Tras largas horas, comienza a emanar una señal de humo blanco que se dispersa por el cielo. Poco después, resuena el reconocido “Habemus papam” (“¡Tenemos papa!”).
El protocolo para eligir a un nuevo papa suele asociarse con esta imagen. Sin embargo, el secular proceso se caracteriza por un ritual y una ceremonia que, si bien es mundialmente conocida, mantiene cierta secretividad al celebrarse a puerta cerrada.
A continuación, te explicamos lo que ocurre cuando finaliza el pontificado de un papa, ya sea por su muerte o, en raras ocasiones, su renuncia.
De acuerdo con la enciclopedia Brittanica, tras el fin de un papado, el cardenal camarlengo, representante personal del Sagrado Colegio de Cardenales en la administración de la Iglesia, procede a instalarse en el palacio de El Vaticano.
El cardenal pronuncia el nombre de bautismo del sumo pontífice en tres ocasiones. Si no recibe una respuesta, entonces declara la muerte del papa.
Tradicionalmente, el cardenal, quien preside la Cámara Apostólica, también golpeaba suavemente la cabeza del líder religioso con un martillo de plata. Pero, según la enciclopedia Brittanica, este ritual ya no se realiza.
Posteriormente, el cardenal camarlengo debe retirar el “Anillo del Pescador” del pontífice para romperlo. Esta acción simboliza el fin de su autoridad.
El mismo cardenal también comunicará la muerte al cardenal vicario para la Urbe, quien notificará al pueblo romano sobre el fallecimiento.
En el pasado, el cardenal constataba el fallecimiento del papa en la habitación. No obstante, la segunda edición del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, aprobado el 29 de abril de 2024 por el actual papa Francisco, dicta que ahora será en la capilla.
De acuerdo con la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por el papa Juan Pablo II, mientras está vacante la Sede Apostólica, “el gobierno de la Iglesia queda confiado al Colegio de los Cardenales solamente para el despacho de los asuntos ordinarios o de los inaplazables y para la preparación de todo lo necesario para la elección del nuevo Pontífice”.
Es decir, desde el cese del reinado del papa hasta el comienzo del cónclave, normalmente entre 15 y 20 días después, los cardenales se reunirán para tratar asuntos del diario.
El cardenal carmalengo también será el encargado de establecer todo lo que concierne a la sepultura del papa. El pontífice deberá ser enterrado entre cuatro a seis días luego de su muerte.
La constitución de El Vaticano establece que “si el Romano Pontífice falleciese fuera de Roma, corresponde al Colegio de los Cardenales disponer todo lo necesario para un digno y decoroso traslado del cadáver a la Basílica de San Pedro en el Vaticano".
Como parte de las nuevas reformas para simplificar el acto protocolar, Francisco también estableció que se llevará a cabo la deposición inmediata dentro del ataúd.
Francisco también dictaminó, según The Associated Press, la eliminación del requisito de que el papa sea colocado en un catafalco elevado en la basílica de San Pedro para la vista pública.
En su lugar, el papa estará a la vista en un ataúd simple. De igual forma, el entierro no requerirá los tradicionales tres ataúdes de ciprés, plomo y roble.
Posterior a eso, los cardenales celebrarán las exequias durante nueve días consecutivos. Poco después, se reunirán para el cónclave.
No todos los cardenales pueden participar en el cónclave, pues aquellos que hayan cumplido 80 años antes del día de la muerte del papa o del día en que la Sede Apostólica quedó vacante no podrán elegir al próximo pontífice.
El número máximo de cardenales electores no debe superar los 120, según dicta la constitución de El Vaticano.
Durante el cónclave, se toman estrictas medidas de seguridad para garantizar la confidencialidad del procedimiento. Por esa razón, la zona está completamente sellada mientras dura la reunión.
De acuerdo con la enciclopedia Brittanica, “solo pueden entrar los cardenales y sus secretarios, los maestros de ceremonias, algunos otros eclesiásticos con funciones específicas relacionadas con la elección, los médicos y el personal de servicio”. Mientras se reúnen los cardenales, tampoco pueden acceder a los medios de comunicación ni utilizar celulares.
Una vez convocado el cónclave papal, el Colegio de Cardenales votará en secreto hasta que se elija un nuevo candidato. La constitución de El Vaticano establece que se celebra una votación el primer día. Luego, se realizan cuatro votaciones cada día siguiente, dos por la mañana y dos por la tarde.
Tras el recuento, las papeletas y la documentación relacionada se queman en una chimenea en la Capilla Sixtina.
Si ningún candidato ha recibido la mayoría, el humo será negro. Las votaciones continuarán hasta que se alcance una mayoría de dos tercios cuando finalmente llegará el momento esperado por la multitud: la aparición de humo blanco, acompañado por el repique de las campanas.
Tras esta señal, las puertas del balcón de la basílica de San Pedro abrirán. El diácono de mayor de edad que haya participado en el cónclave pronunciará ante la multitud “¡Habemus papam!“. Poco después, el sumo pontífice se presentará ante el público y recibirá su primera bendición, marcando así el inicio de un nuevo papado.
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