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Al igual que ocurrió en las primarias, los observadores internacionales que analizaron las elecciones generales del 5 de noviembre concluyeron que la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) confrontó problemas con el manejo y funcionamiento de las máquinas de escrutinio electrónico y, por ende, con la transmisión de los resultados, así como con la secretividad del voto, que fue vulnerada o violentada.

Así lo recoge un informe de la Misión de Observación de la Unión Interamericana de Organismos Electorales (UNIORE), compuesta por magistrados y funcionarios de organismos electorales de Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana, que fungieron como observadores del evento electoral en la isla. La invitación al grupo se produjo el 27 de septiembre, indica el documento.

“Los problemas relacionados con el comportamiento de los equipos para el depósito de las papeletas ocasionaron cuellos de botella que se trasladaron a colas en el colegio y, a su vez, en filas para el ingreso a los recintos. La misión documentó numerosas molestias de quienes afirmaban haber tenido que estar horas en fila, aún más que en oportunidades anteriores”, lee el informe, que, aunque fue peticionado por este medio hace semanas a la presidenta alterna de la CEE, Jessika Padilla Rivera, fue entregado esta semana por comisionados electorales. La funcionaria tampoco estuvo disponible para entrevista.

En las primarias locales del 2 de junio, un grupo de observadores de la UNIORE también participó y documentó los problemas que hubo en ese momento, como la violación a la secretividad del voto, el mal funcionamiento de las máquinas de escrutinio electrónico, escasez de funcionarios de colegio y falta de uniformidad en los procesos electorales.

Tras el informe sobre las primarias, Padilla Rivera indicó a El Nuevo Día que atenderían los señalamientos. Pero la UNIORE, ahora, luego de las elecciones generales, señaló nuevamente algunos de los mismos problemas.

“De la misma manera que se reportó en las elecciones primarias, en una gran mayoría de centros de votación se detectó que los electores tuvieron dificultades al momento de pasar las papeletas por la máquina para que, posteriormente, fueran depositadas en la urna. En muchos casos, estas boletas no podían pasar por el equipo y se devolvían al elector sin la posibilidad de depositarlas, situación que provocó un retraso en el flujo de electores en los colegios electorales y, por lo tanto, en su funcionamiento”, indica el documento de 17 páginas.

Recoge, además, que en los colegios de votación la señalización no era suficiente y, por lo tanto, había “confusión” entre los electores. Tampoco “se pudo observar a funcionarios de la CEE en los centros de votación visitados”, añade el reporte.

Igualmente, los observadores señalaron que faltó información sobre varios procesos inherentes a las elecciones generales. Por ejemplo, mencionaron que los electores desconocían cómo funcionaba la máquina de escrutinio, que tenían a su disposición un teléfono para que las personas con diversidad funcional pudieran votar o que la consulta de status no era vinculante ni tampoco la votación presidencial de Estados Unidos.

“Se pudo constatar la falta de información al votante respecto a la manera correcta de depositar los votos utilizando el escáner. Se observó diferentes formas de introducir la papeleta y no se resguardó el secreto al voto en todas las ocasiones”, menciona el informe.

Los observadores, sin embargo, documentaron al mismo tiempo que a los electores no parecía preocuparles que se les garantizara la discreción al votar, “en términos de resguardar la privacidad” al ejercer su derecho.

“La principal preocupación de los presentes fue lograr el escaneo de las papeletas de los votantes y no ver su preferencia. No obstante, es importante velar por que en futuros procesos se preste atención a este aspecto, incluso se puede valorar la posibilidad de incluir un instructivo con las indicaciones de cómo depositar las papeletas”, recalca el informe.

La misión internacional también destacó que, pese a las largas filas, los electores mantuvieron el “civismo” y se mantuvieron en su lugar.

“A pesar de la buena disposición de las personas que conformaron los colegios electorales de apoyar a los electores que enfrentaron dificultades para depositar sus votos, fue evidente que hubo problemas con una cantidad considerable de máquinas y que requirió de la paciencia de quienes esperaban su turno en fila. Asimismo, hubo casos en los que los miembros de los colegios se vieron rebasados en sus funciones ante la carga de trabajo ocasionada por fallas y la búsqueda de soluciones”, recalca el informe.

Hasta el momento y pese a que la CEE confecciona un informe completo de incidencias, no se ha informado cuántas máquinas de escrutinio electrónico, en total, confrontaron problemas el día de las elecciones. La empresa Dominion Voting Systems es quien tiene a su cargo el programar y hacer las pruebas de lógica y precisión en las 6,073 máquinas de escrutinio electrónico, que este año pasaron a ser propiedad del ente electoral

Solo días antes de las elecciones generales, la presidenta alterna de la CEE reveló que las pruebas de lógica y precisión en las máquinas se hicieron con marcas ennegreciendo completamente el cuadrante de cada papeleta, aunque el elector acostumbra a marcar una X. Esas pruebas, que, de ordinario, se efectúan 30 días antes de las elecciones generales, buscan cotejar que las máquinas de escrutinio no tienen problemas y leen correctamente todas las marcas válidas en cada papeleta.

Tras esos escollos, Padilla Rivera instó a última hora al electorado a ennegrecer el cuadrante completo al votar. Los observadores dedicaron un renglón del informe a ese aspecto.

“Se debe reconocer que los cambios en la votación necesitan estar acompañados de una robusta pedagogía a toda la población, con el fin de garantizar que se tenga conocimiento de las novedades y no se obstaculice la participación”, advirtieron en el escrito.