A la sombra de su imagen de benefactor, el narcotraficante José “Coquito” López Rosario fue el cabecilla de una poderosa y violenta organización criminal que, por años –incluso después de su muerte–, controló el trasiego de drogas en el desaparecido residencial Torres de Sabana, en Carolina.

Tras su asesinato en 2006, la atención mediática fue acaparada por el escándalo que involucró a algunos políticos, pero poco se habló de la pandilla que las autoridades asociaron con sobre una veintena de asesinatos, y que fue desarticulada en un operativo federal en 2010 que llevó al arresto de 70 criminales, incluido el líder que reemplazó a “Coco”.

“Había mucha evidencia de que esta organización estuvo envuelta en varios asesinatos, tanto en esa área en Carolina como fuera de Carolina, para mantener el control y la operación del tráfico de drogas”, detalló el fiscal federal Alberto López Rocafort, supervisor de la Unidad de Gangas de la Fiscalía Federal.

Según el pliego acusatorio que dio base al operativo de 2010, para el 2002 “Coquito” tenía el control de un punto de drogas en Torres de Sabana. Tras su muerte, el 28 de julio de 2006, fue reemplazado por Harold Figueroa Sánchez, alias “Casco”, “Gordo” o “Cabeza”.

Un agente de la Policía que habló con El Nuevo Día en condición de anonimato, y que laboró en el caso que involucraba a “Coquito” y su ganga, afirmó que la pandilla, donde imperaba un alto nivel de lealtad entre sus miembros, se conocía como TDS –siglas de Torres de Sabana– o “Los Rompe Discotecas”.

“La cara del residencial Torres de Sabana y los residenciales en Carolina, era ‘Coco’. Es el que tomaba decisiones que tuvieran que ver con esos residenciales”, añadió el oficial.

En entrevistas por separado, el agente de la Policía y el fiscal federal López Rocafort también confirmaron que López Rosario era uno de los líderes de la Organización de Narcotraficantes Unidos, conocida como la ONU, creada por Ángelo Millones y desmantelada cuando salió una acusación federal en 2012.

“(En la ONU) se unen residenciales de toda el área metropolitana, básicamente para mantener la paz en esos residenciales, para evitar las muertes entre ellos mismos, las luchas de poder. José ‘Coco’ López se hace parte de la ONU en su creación, porque era uno de los líderes más importantes del área de Carolina”, explicó López Rocafort.

Al igual que otras organizaciones criminales, la de López Rosario empleaba la violencia. De acuerdo con el pliego acusatorio de 2010, miembros de la ganga con frecuencia secuestraban y agredían a rivales, e incluso miembros de la propia organización, para intimidar y mantener el control.

“Como parte de esa violencia, miembros de la organización torturaban a sus víctimas. Era común práctica para ellos secuestrar a las víctimas, amordazarlos y torturarlos dentro del residencial. Una vez los torturaban dentro del residencial, a veces los sacaban muertos o casi muertos fuera del residencial. La evidencia nos llevó a identificar una van blanca que utilizaban para sacar los cadáveres del residencial”, detalló el fiscal federal.

Esta organización criminal movía sustancias como cocaína, heroína, “crack” y marihuana, con una ganancia financiera “significativa”.

“Él (‘Coquito’) tenía la regla de que en Torres de Sabana no se mataba a nadie, ellos (la ganga) los mataban y los sacaban del área para que la Policía no entrara al residencial… Se dice que mataban en Torres de Sabana y los tiraban en otros lugares”, señaló el agente anónimo.

Más de una figura de autoridad ha utilizado el término “imperio” para referirse a lo que formó López Rosario. Su influencia trascendió el trasiego de drogas y se infiltró en el reguetón como productor de grandes artistas con el sello discográfico Blin Blin Music, incorporado por López Rosario el 20 de noviembre de 2002.

“Coco Blin Blin” se rodeó de figuras como Daddy Yankee –quien en un momento negó conocer al narco–, Don Omar, Plan B, Tego Calderón y Héctor & Tito. Blin Blin Music fue productor del famoso álbum “Blin Blin, Vol. 1″ (2003), en el que participaron estos artistas y otros como Wisin & Yandel, Voltio y Tony Dize.

Algunos participaron en las fiestas que organizaba “Coquito” en Torres de Sabana.

“Te puedo decir que surgió evidencia de que sí utilizaban esa compañía (Blin Blin Music) para lavar dinero del narcotráfico, de la venta de sustancias controladas tanto en el residencial como el movimiento de kilos a los estados (de Estados Unidos), que era parte de la organización”, confirmó el fiscal federal López Rocafort.

Agregó que es común que líderes de gangas creen negocios, pues “tienen que buscar la manera de tratar de limpiar el dinero que hacen como resultado del narcotráfico”.

“Coquito” no llegó a ser convicto a pesar de ser investigado ampliamente desde 1998, año en que se presentó el primer caso en su contra, por asesinato y violaciones a la Ley de Armas.

En Torres de Sabana –demolido en 2022–, conocido como “El Castillo” por la muralla que lo rodeaba, “Coquito” no era percibido como un narco y, en cambio, era respetado por los vecinos, de acuerdo con José Rodríguez, quien fue líder comunitario del residencial.

“Yo no me involucraba porque cada cual es dueño de su vida, pero te puedo decir que allí a él lo respetaba todo el mundo, era un jefe de la comunidad, había un respeto de todos”, aseguró en entrevista con este diario. “Era una persona que respetaba a los residentes y lo respetaban. Nunca vi un abuso de él contra la comunidad”.

Rodríguez recordó la molestia que se experimentó entre los residentes cuando, en septiembre de 2006, un enorme mural con el rostro sonriente de López Rosario fue cubierto con pintura. El mural mostraba a “Coquito” con una gorra con las siglas TDS –Torres de Sabana–, con una corona al lado y “Coco Blin Blin” escrito, su alias en el mundo del reguetón. También muestra dos siluetas en la azotea de un edificio del residencial portando armas largas.

“El ‘Coquito’ que yo recuerdo y la comunidad que recuerdo era una comunidad unida”, narró Rodríguez. “Para (el Día de) Reyes, él regalaba los juguetes más caros del mercado a los niños de Torres de Sabana”.

La práctica de hacer fiestas y dar regalos pudo ser una forma de asegurar el silencio de quienes le rodeaban, según el doctor Víctor García Toro, sociólogo y criminólogo.

“Un beneficio que podría tener esa persona con relación a la comunidad es que la gente no ve más allá de lo que le conviene ver. En ese sentido, por ejemplo, en el momento que ‘Coquito’ daba esos beneficios, él se garantizaba de que no lo iban a delatar, de que no iban a hablar cosas innecesarias o que lo incriminasen, porque la gente entendía que le debía a él”, apuntó el experto.

Por su parte, el fiscal federal López Rocafort reconoció que la pandilla que lideró “Coco” hasta su asesinato fue una de las organizaciones más complejas en el proceso de desarticularla, debido a la estructura del residencial donde operaba –rodeado de una muralla y con una sola entrada– y la lealtad que mantenían los miembros.

El pliego acusatorio de 2010 –contra 70 individuos– reveló que la ganga generó al menos $65 millones por la venta de drogas. Entre los arrestados hubo “facilitadores”, que permitían que se usaran sus apartamentos para procesar, guardar o empacar los narcóticos.

“Desde el año 2005 entra al radar de nosotros el personaje de ‘Coquito’”, contó el fiscal federal López Rocafort. “Yo te puedo decir que, con relación a la organización de Torres de Sabana, después de esa acusación (de 2010), se desmanteló el imperio que había creado José ‘Coquito’ López”.

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