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prima:Desde Panda, Popcorn hasta Satanás, ¿qué poder tienen los apodos de los narcotraficantes en Puerto Rico?

En cierta manera, estos alias les complica la investigación a las autoridades

11 de marzo de 2024 - 11:00 PM

Nota del editor
Este contenido forma parte de la tercera temporada de Las Caras del Crimen, en la cual damos una mirada al violento historial de las principales narcogangas en Puerto Rico.

Están Tun Tun, Kikuet, Oso, Panda y los hermanos Popcorn. También Satanás, El Burro, El Mueca y Junior Cápsula. Otros son menos conocidos, pero igual de curiosos: Tres Dobles, La J, Ninja, Bubu, Chucky y Chambi.

Estos son los apodos de algunos de los miembros de organizaciones criminales que operan en Puerto Rico, pero son muchos más y diversos. Usualmente, en los reportes policíacos vienen precedidos de la palabra “alias” y, para las autoridades federales, suelen ser el primer detalle que aprenden de una persona de interés en una investigación.

“En muchas ocasiones, cuando empezamos a investigar lo que tenemos es un apodo, y es después que logramos identificarlos con el nombre verdadero. Usualmente, lo que hemos visto es que tienen que ver con una acción o con un rol que tengan en la organización criminal, o con alguna descripción física”, indicó Rebecca González Ramos, agente especial a cargo de la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) para Puerto Rico e Islas Vírgenes.

Según González Ramos, un apodo sería útil en el proceso investigativo si describe un rol en la pandilla. A modo de ejemplo, mencionó el caso de algún criminal que se apode “El Gatillero”, lo que apuntaría a que está “a cargo de dar muerte a los enemigos de la organización”.

“En cierto aspecto, el que todos tengan un apodo nos atrasa, en el sentido de que tenemos el apodo, sabemos quién es la persona, pero ahora tenemos que identificarla. Hay que investigar más y buscar otros mecanismos para poder identificar a la persona como tal”, indicó González Ramos en entrevista con El Nuevo Día.

Un caso reciente que permite evaluar la frecuencia con la que se utilizan apodos en las gangas es el de Hasta Los Marcian, conocida también por sus siglas HLM. De acuerdo con el pliego acusatorio que dio paso al operativo “Youngblood” contra esa pandilla en septiembre del año pasado solo a tres de los 42 miembros arrestados no se les vinculó con un apodo.

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La pandilla sembraba el terror y acechaba a sus víctimas para controlar una millonaria operación de drogas en el norte de la isla.

Algunos de los apodos en HLM son: El Viejo, Gordo Flow, Hulk, Demente, Grillo, Ojos Bellos, Normita, Tito Llorón y María Pasillo.

“En el contexto de las gangas, el apodo puede tener dos razones: una es para ocultar quién es y otra es para relacionarlo con algo a los cual ellos están vinculados”, sostuvo el doctor Víctor García Toro, sociólogo y criminólogo. “Muchos de esos nombres están vinculados a las tareas que realizan. (…) Eso les da un reconocimiento del grupo, pero por el apodo, no por el nombre, porque el apodo los protege. Es una forma de conocerse y, a la vez, de protegerse”.

El profesor jubilado de la Escuela Graduada de Trabajo Social de la Universidad de Puerto Rico (UPR) señaló que en la elección de un apodo puede haber un elemento de intimidación en busca de atemorizar a posibles adversarios.

“El apodo que lo caracteriza en el mundo del crimen podría ser común o un nombre bien fuerte, que lleve a las personas a sentirse temerosas por el apodo que lleva. Es una práctica bastante común apodarse con nombres que intimiden. Si el nombre intimida, la gente sabe que está bregando con alguien que es difícil o peligroso”, comentó García Toro.

El Nuevo Día
(El Nuevo Día)

Por otro lado, resaltó que el apodo podría ser una fuente de orgullo para quienes lo llevan, en particular en aquellos casos en los que a los criminales se les adjudican ciertos crímenes que les permite ganar notoriedad.

Los apodos –o motes– entre integrantes de una narcoganga no se ven solo en Puerto Rico. En Latinoamérica, entre los más famosos están Pablo Escobar, “El Patrón”; Griselda Blanco, “La Madrina”, apodo inspirado en la película “El Padrino” (”The Godfather”); Joaquín Guzmán, “El Chapo”; Néstor Ernesto Pérez Salas, “El Nini” y Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”.

“Es todo un mundo de vamos a ver quién es quién”, explicó García Toro, añadiendo que los apodos forman parte de la complejidad de las pandillas, a las que describió como “un tipo de violencia organizada”.

“La gente no los ve como organizaciones complejas, pero sí son complejas y son estructuradas. Y el medio por el cual se mantienen en esa estructura es la violencia y el control, es la intimidación. O sea, que las personas que están al interior de ese grupo saben que eso es como si fuese una cofradía, una estructura muy parecida a las mafias”, apuntó.

Indicó que, con frecuencia, cuando las autoridades hablan de un operativo o una narcoganga, la referencia inicial se hace a los apodos.

“Es una forma diferente de relacionarse, de forma tal que (el apodo) ofrece un acceso a otro mundo. Ellos se conocen entre sí. Es una forma de conocerse y a la vez de protegerse, ellos se protegen de los de afuera y se resguardan hacia adentro, o sea, que es como si estuviésemos bregando con una persona con dos personalidades”, planteó el criminólogo.

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En la costa del barrio de Santurce, una organización criminal tortura y desaparece a sus víctimas de una forma escalofriante.

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