Por años, sin importar la hora del día, el ruido ensordecedor de disparos entró sin invitación a los hogares del residencial Enrique Zorrilla, en Manatí. Ahí, era común ver a algún fulano en una u otra esquina, enmascarado, con un arma –corta o larga– en sus manos. En la entrada, el paso estaba bloqueado por escombros y carritos de compra; el control de acceso estaba en manos de Hasta Los Marcian.

Ramón –nombre ficticio para proteger su identidad– sabe de primera mano lo que significa vivir en un residencial controlado por una organización de narcotráfico. Y no es cualquier ganga, pues se trata de uno de los grupos más violentos que ha operado en la región norte de Puerto Rico en la última década, según el Negociado de la Policía.

“Se vive en una tensión constante. Cuando tú tienes hijos, no los dejas salir”, cuenta Ramón. “Cuando vives en lugares que son controlados por organizaciones, que su músculo es decir, ‘te doy un tiro, te voy a matar’, y cuando tienes familia, obviamente, la preocupación siempre está ahí”.

La organización criminal Hasta Los Marcian, también conocida por sus siglas HLM, comenzó sus operaciones en el residencial Enrique Zorrilla alrededor del 2016. Llegó a ocupar el vacío de poder que surgió tras un operativo, en 2015, que desarticuló la pandilla que operaba allí desde el 2000. Poco a poco, HLM expandió sus tentáculos a residenciales como Villa Evangelina, Vivamery y Los Murales.

Para ilustrar el nivel de violencia de la pandilla, Ramón recordó el momento en que un joven fue asesinado, a plena luz del día, en el interior de un auto en el residencial. El cuerpo quedó a la vista de todo el que por allí pasó.

“Esa sensación de temor, esa sensación de no tener el poder de hacer absolutamente nada, de sentirse de manos atadas, esa incertidumbre… Creo que hablo por muchos que se sienten de la misma manera. Sé de gente con temor de salir por algo que les fuera a pasar. Ese temor es latente en las personas que vivimos en lugares así”, narra el vecino de Zorrilla.

Las autoridades locales y federales le atribuyen, al menos, 30 asesinatos a HLM. De esta cifra, el Departamento de Justicia ha radicado dos casos; por el asesinato de un menor de 16 años, en el residencial Vivamery, el 8 de agosto de 2021; y por el asesinato de Carlos Rafael Maisonet Hernández, alias “Bebo Gordo”, el 1 de octubre de 2021.

“Vemos una violencia de ese grupo bien particular”, destacó el coronel José Rosario Polanco, comandante del área de Arecibo. “Ha sido una de las organizaciones más violentas que hemos tenido en la última década. Te diría que estaría entre una de las más violentas a nivel de todo Puerto Rico”.

Precisamente, uno de los asesinatos más notorios que la Uniformada imputa a HLM es el de Maisonet Hernández, quien era el presunto líder del punto de drogas en el residencial Brisas de Campo Alegre, a unos seis minutos de distancia del Enrique Zorrilla.

Según el agente Waldemar Pagán Cruz, del Strike Force (Grupo de Trabajo) de Arecibo de la Uniformada, unas 25 personas fueron a la residencia del individuo, haciéndose pasar por policías, y rompieron la puerta del apartamento. La Policía cree que, cuando Maisonet Hernández notó que los hombres no eran oficiales, pidió que no lo asesinaran frente a su familia.

“Según lo que se produce en la escena, no solamente una persona es la que dispara, sino que todos los que fueron a cometer el asesinato fueron partícipes, porque de una manera u otra le hicieron disparos a la víctima en el suelo”, precisó Pagán Cruz.

Maisonet Hernández fue asesinado en los jardines del residencial. El sonido de los disparos quedó captado en un vídeo que se hizo viral. La Policía levantó sobre 350 casquillos de bala, de distintos calibres, en la escena. Además, del cuerpo del occiso, se extrajeron sobre 100 proyectiles, según la autopsia.

En entrevistas por separado, el coronel Rosario Polanco y el agente Pagán Cruz también resaltaron el asesinato de un joven –de otra pandilla– y su esposa en estado de embarazo. La criatura falleció, por lo que la Policía lo cuenta como una masacre.

“Además de (los asesinatos), había confidencias de que ellos tenían una piscina, un área en el cerro con unos lagartos y tiraban cuerpos. De hecho, fuimos y encontramos un montón de lagartos. Se llegó allí por un desaparecido que sabíamos lo habían ejecutado”, indicó Rosario Polanco, pero reconoció que en el lugar no se ha encontrado ningún cadáver.

Hasta Los Marcian también son conocidos como Sangre Nueva por la edad de los miembros, que oscila entre los 18 y 30 años. Además, Pagán Cruz dijo que, en un momento, se apodaron “Los 300”, presuntamente por la cantidad de personas involucradas en la ganga.

Algo que destaca de la operación de esta organización criminal es el uso de tecnología contra sus enemigos y el hecho de que se presentaban como agentes de la Policía al momento de agredir a sus víctimas.

“Utilizaban drones para volar por encima de un residencial e identificar dónde frecuentaban (los objetivos), utilizaban también usuarios (de drogas) para que fueran a comprar y pudieran confirmar si (la persona) está en esa área específicamente. En adición a eso, cuando iban a cometer sus delitos, llegaban en un convoy… incluso tenían un equipo de extracción en la parte de afuera del residencial por si algo sucedía”, señaló Rebecca González Ramos, la agente especial a cargo (SAIC) de la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) para Puerto Rico e Islas Vírgenes.

Comentó que también solían utilizar redes sociales como Instagram, donde publicaban vídeos mostrando armas largas. “Eso, de cierta manera, nos deja saber a nosotros que ellos no tenían ningún tipo de miedo a ninguna represalia. Entendían que estaban por encima de la ley”, añadió González Ramos.

El líder de la pandilla es Fabián López Pino, apodado “Fabi”, “Gordo” y “Panda”, de 32 años. La jerarquía, explicó Pagán Cruz, iba desde el velón o el “lookout” y el tirador –a cargo de la distribución de la droga–, hasta los gatilleros y líderes; todos respondían a Panda.

Según la información en manos de las autoridades, al momento de la formación de la pandilla, López Pino respondía a alguien por encima de él. Esa transición de poder, de acuerdo con González Ramos, fue “pacífica”.

“(López Pino) se da cuenta de que está trabajando para otra persona, cuando puede trabajar para él. Mientras nosotros estamos realizando la investigación, sale a relucir que él quiere asumir ese poder, y la forma que lo hizo fue, reunió a su matrícula, a todos los líderes, y llegaron a la conclusión de que esto podía ser de ellos y no trabajar para nadie. Desde esa decisión que tomaron, él comenzó a liderar totalmente la organización Hasta Los Marcian”, mencionó Pagán Cruz.

Las autoridades creen que los marcianos tuvieron repercusiones en otros municipios, como Mayagüez, Ciales, Hatillo y Barceloneta. Además, llegaron a controlar un punto de drogas en el cementerio de Morovis.

“Mediante acecho, (un miembro de HLM) fue con seis personas, con armas largas, mientras la otra organización operaba en el lugar (cementerio), y los removieron. Y les dijeron: ‘De hoy en adelante, este espacio va a ser de nosotros, y nosotros vamos a asumir el poder de esto aquí… así que se pueden ir, que esto es de nosotros’. Y se fueron”, detalló Pagán Cruz.

En septiembre, las autoridades federales efectuaron un operativo tras una acusación de un gran jurado contra 42 presuntos miembros de la organización criminal, que distribuía narcóticos como cocaína, heroína, fentanilo y pastillas en el área de Manatí.

Se estima que, entre 2016 y 2023, HLM generó sobre $31 millones en la venta de drogas.

La información recopilada por la Policía confirma el testimonio que dio Ramón a El Nuevo Día: vecinos del residencial Enrique Zorrilla no se atrevían ni siquiera a salir de sus hogares. Según el coronel Rosario Polanco, algunos, incluso, se vieron obligados a mudarse, pues la pandilla se apoderaba de los apartamentos para utilizarlos como centros de distribución.

Poco a poco, desde marzo del año pasado, la División de Relaciones con la Comunidad de la Policía comenzó a ganarse la confianza de los vecinos. Allí, implementaron el modelo SARA –como hicieron en la barriada Morales, en Caguas, impactada en una guerra por narcotráfico que cobró una vida inocente en 2022– para reducir la incidencia criminal. Además, arreglaron el alumbrado y las canchas, y han coordinado charlas para los menores.

No obstante, tanto HSI como la Policía son conscientes de la posibilidad de que la propia HLM o una nueva pandilla arrebate una vez más la paz a los residentes en Zorrilla.

La semana pasada, HSI informó que logró la captura de los dos miembros de HLM que continuaban prófugos de los 42 originalmente acusados en el operativo “Young Blood”. Los hermanos Christopher Maldonado López y Christian Maldonado López fueron detenidos en Newark, Nueva Jersey. Mientras, no se ha llegado a acuerdo alguno en el caso federal que continúa su curso.

“La razón por la que uno hace el impacto (con operativos) es para poderle brindar un tiempo de paz a esos residentes. (…) Desgraciadamente, estas organizaciones vuelven y se establecen, pero como todo, les toma tiempo”, puntualizó la directora de HSI en Puerto Rico. “Es bien importante que todo el que esté en la comisión de un delito, sepa que le va a llegar el día en que va a tener que enfrentar a las autoridades”.

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La elaboración de esta historia inició en octubre de 2023, a partir de los reportes de asesinatos atribuidos a la organización criminal por la Policía, así como la acusación emitida –el 20 de septiembre de 2023– por un gran jurado federal contra 42 presuntos miembros de la pandilla, incluido su supuesto líder.

La primera ronda de entrevistas incluyó conversaciones con agentes de la Policía, la policía municipal de Manatí y HSI, para explorar la información ya conocida y nuevos ángulos.

En ese proceso, se dialogó, además, con un vecino del residencial Enrique Zorrilla, en Manatí, desde donde operaba principalmente la pandilla. La persona entrevistada, que ofreció su testimonio de cómo era vivir allí bajo el mando de HLM, accedió a hablar con este diario solo bajo anonimato, por temor a represalias o amenazas a su seguridad.

La segunda ronda incluyó entrevistas grabadas, desde el estudio de El Nuevo Día y las oficinas de HSI, en San Juan, para desmenuzar los detalles más relevantes de la ganga.

Por otro lado, se revisó el expediente electrónico del caso activo en el Tribunal Federal en Puerto Rico y se revisaron múltiples historias de archivo, publicadas por este diario, que abordaban detalles sobre la operación de la pandilla, algunos de sus crímenes y los operativos de las autoridades contra la organización.

También se tomaron en consideración vídeos de conferencias de prensa lideradas por las autoridades federales y otros vídeos suministrados por la Policía.