Una niña y un hombre resultaron heridos por balas disparadas al aire, en casos separados, mientras que un hombre que sufrió la “pérdida de extremidades” fue una de las siete personas heridas por el uso de pirotecnia, como parte de las múltiples incidencias reportadas por la Policía en la despedida del año 2024 y la llegada del 2025.

Después de más de un mes de campaña del gobierno contra los disparos de balas al aire, hasta media mañana de este miércoles, no se habían reportado muertes de personas por ese tipo de caso.

Sin embargo, una niña de 8 años de edad fue impactada por una bala en hechos registrados, a eso de la medianoche de Año Nuevo, en el residencial Manuel Martorell, en Comerío.

La querellante alegó que su hija resultó con una herida de bala en el muslo de la pierna izquierda mientras se encontraba en el balcón de su apartamento. Fue referida al Centro Médico de Río Piedras en condición estable.

A esa misma hora, pero en Toa Alta, una querellante alegó, a eso de las 12:01 a.m., que su esposo, de 32 años, “se encontraba fuera de su residencia”, en la comunidad Las Acerolas, cuando recibió una herida de bala en el área de la pelvis”. No se detalló su condición.

El primero de los siete casos reportados de heridos por pirotecnia fue el de un menor de 4 años que, a eso de las 11:30 p.m. del martes, se encontraba a las afueras de su residencia, en el barrio Tejas, en Yabucoa, observando los fuegos artificiales.

El querellante informó a la Policía que, en ese momento, su hijo comenzó a llorar tocándose los ojos con ambas manos. El niño fue llevado al centro de diagnóstico y tratamiento (CDT) de este municipio y luego fue referido al Centro Médico Pediátrico de Río Piedras por lesiones en los ojos.

Cinco minutos después de la llegada del nuevo año, las autoridades fueron alertadas sobre un hombre de 23 años que resultó con un trauma de herida abierta en el ojo izquierdo, en el sector La Loma de Barranquitas.

La versión recibida por la Policía indica que manipulaba una batería de cohetes, se acercó pensando que habían terminado y fue impactado por uno que quedaba. Fue transportado al Centro Médico de Río Piedras.

De otra parte, a eso de las 12:10 a.m., se informó sobre un joven de 20 años que se encontraba en la casa de su abuela, en el barrio Cuba Libre de Corozal, donde “otras personas” prendieron una batería de cohetes, sintiéndose impactado en el área del rostro. Fue llevado al CDT de Toa Alta y luego, trasladado al Centro Médico de Río Piedras.

A esa misma hora, la Uniformada recibió información de que, en el barrio Lomas de Juana Díaz un hombre de 50 años sufrió quemaduras en el pecho, cuello y cara, y “la pérdida de extremidades en ambas manos”. Según la pesquisa preliminar, “manipulaba con un mortero, este lo prendió y no funcionó, al cogerlo con ambas manos, detonó”.

Fue trasportado por un familiar a la sala de emergencias de un hospital del área, donde fue atendido por el médico de turno, antes de ser transportado a Centro Médico.

Mientras, a eso de las 12:15 a.m., dos casos separados fueron reportados a las autoridades simultáneamente.

Uno de ellos fue en el barrio Quebrada Grande de Barranquitas, donde un hombre de 36 años resultó con trauma por un hematoma en un ojo izquierdo, debido a que, mientras manipulaba una batería de cohetes, se acercó al mismo, y fue impactado.

El otro caso a esa hora fue en la carretera PR-960 del barrio Guzmán en Río Grande, donde un menor de 14 años sufrió laceraciones en los dedos de la mano derecha por petardos que detonaron cuando todavía los sostenía.

Posteriormente, un incidente fue reportado a eso de las 12:30 a.m., en el complejo Veredas Del Parque Escorial, en Carolina. Según la información suministrada, un hombre de 65 años estaba encendiendo un “cherry bomb”, que detonó antes de que lo lanzara, por lo que resultó con laceraciones en la mano derecha y tímpano derecho. Fue atendido en el hospital de la Universidad de Puerto Rico en Carolina.

A poco más de una hora de llegado el 2025, la Policía reportó las primeras dos muertes por accidentes de tránsito en Puerto Rico. Ambos incidentes –no relacionados– fueron avisados a las autoridades con 20 minutos de diferencia, según se desprende de los comunicados de prensa de la Uniformada.

A eso de la 1:00 am, la Policía fue informada sobre un choque en el que Gabriel González Solivan, de 82 años, falleció cuando manejaba por la carretera PR-1, en dirección de San Juan a Caguas, en un vehículo BMW, modelo 325 de 1987, “a una velocidad que no le permitió tener control y dominio del volante, por lo que el auto se deslizó e impactó el muro de la acera y, acto seguido, impactó otra barrera de concreto, lo que ocasionó que el vehículo se volcara”.

Mientras, a eso de la 1:20 a.m., la Policía investigó un accidente fatal en la intersección de la carretera PR-2 con la PR-6, en Bayamón. Según la Policía, se alega que, mientras la conductora de un Toyota Yaris gris, del 2010, transitaba por la carretera PR-2, al llegar a la intersección de la PR-6, realizó un viraje a la izquierda, lo que provocó que impactara la parte frontal de un Nissan Versa azul, de 2017, cuyo conductor transitaba por el carril central de la PR-2 en dirección de Guaynabo hacia Bayamón”.

“Debido a la colisión, la conductora del Toyota salió expulsada cayendo al pavimento, al igual que su pasajero, mientras que el conductor del Nissan Versa impactó una barrera de hormigón que se encontraba a la derecha de la vía de rodaje”, apuntó el comunicado.

La conductora, quien no había sido identificada a media tarde, fue llevada al hospital Doctors’ Center de Bayamón, donde certificaron su muerte.

Asimismo, las incidencias en las carreteras cerraron el 2024 con dos peatones atropellados. La Uniformada indicó que una conductora de 47 años transitaba en un vehículo Toyota Corolla blanco, del 2012, y “no se percató del peatón, que vestía ropa oscura y cruzaba la vía de rodaje, dando a lugar a que fuera impactado, saliendo expulsado y cayendo al pavimento y falleciendo en el acto”.

El peatón, identificado como José Víctor Maldonado Morales, de 62 años y vecino de Arecibo, fue atendido por paramédicos de Emergencias Médicas estatal, los cuales informaron la ausencia de signos vitales.

En un caso no relacionado, más tarde, a eso de las 9:52 p.m. del martes, un peatón fue atropellado en la avenida Jesús T. Piñeiro, intersección con la calle 3, en San Juan.

Según información preliminar, mientras un conductor de 47 años viajaba en una guagua Ford Windstar blanca, “no se percató de la presencia de un peatón que se encontraba en medio de la intersección, impactándolo con la parte frontal del vehículo”.

Debido a estos hechos, el peatón, quien no ha sido identificado, murió en el acto.

El conductor se detuvo en la escena. Allí se le realizó la prueba de alcohol mediante aliento y arrojó .113% de alcohol en su organismo. El límite máximo permitido por ley es de .080%. El informe preliminar no detalló si el conductor fue detenido o citado para alguna fecha posterior.

Ambos accidentes ocurrieron en horas de la noche del martes, cuando casi todo el país estaba sin servicio de energía eléctrica a causa de una avería en las instalaciones de Costa Sur, en Guayanilla.

El capitán Elvis Zeno, del Negociado del Tránsito, indicó que la causa de los dos casos de los peatones “no se atribuyen a la luz, pero pudo ser un factor”.

“Se atribuye a la negligencia, al peatón que cruzó en un área no designada, con vestimenta oscura, sin tomar las debidas precauciones, pero tal vez, de haber habido luz, hubiese sido otra la historia”, sostuvo Zeno.

El 2024 cerró con 270 muertes en incidentes de tránsito en Puerto Rico, 37 menos que los registrados en 2023.