Agentes de la Policía denunciaron a cuatro propietarios de depósitos de chatarra, e investigarán 23 vehículos cuyas tablillas no guardan relación con los registros oficiales, como parte de una intervención efectuada en los barrios Tanamá y Portillo de Adjuntas.

De inmediato, las autoridades descartaron que se trate de vehículos hurtados.

“Estas áreas montañosas no tienen incidencia de hurto de vehículos, pero tienen lo que le llaman el ‘síndrome de acumuladores compulsivos’. Las personas creen que esas chatarras tienen valor; entonces, nosotros estamos concientizando. Ellos cubren las carreteras”, dijo el sargento Christopher Atiles Cruz, adscrito al Negociado de Vehículos Hurtados del Área Policía de Utuado.

En entrevista con El Nuevo Día, detalló que las intervenciones a los depósitos de chatarra ocurrieron, entre este miércoles y jueves, en la carretera PR-526. A los propietarios, agregó, se les orientó sobre las disposiciones de la Ley de Depósitos de Chatarra (Ley 125 de 1966), ya que sus espacios están en presunto incumplimiento.

Atiles Cruz resaltó, de paso, que los depósitos de chatarra representan un riesgo para quienes transitan por las vías públicas, una posible amenaza ambiental y afean el paisaje.

Sostuvo que “muchas personas” que poseen estos depósitos compran artículos o vehículos enteros con la intención de arreglar otros y, eventualmente, no se deshacen de la chatarra. “Esta gente acumula. Hay casas que están tan acumuladas de depósitos de chatarra, que lo único que tienen accesible es la puerta para entrar a dormir”, alertó.

El sargento reconoció, en tanto, el apego emocional que “muchas” de las personas que recolectan chatarra tienen a estos artículos. “Uno tiene que ser sensible. Para lo que unos es basurita, para otros es algo esencial”, subrayó.