Se comprende que, en el deporte electorero, nadie quiera desperdiciar el voto. Lo que cuesta trabajo comprender es esa insistencia en la repetición del círculo vicioso. Esa obstinación absurda en ganar para perder, dice Ana Lydia Vega
Se comprende que, en el deporte electorero, nadie quiera desperdiciar el voto. Lo que cuesta trabajo comprender es esa insistencia en la repetición del círculo vicioso. Esa obstinación absurda en ganar para perder, dice Ana Lydia Vega
Eso me preguntaba hace unos días, entre indignada y perpleja, una amiga que me encontré en la farmacia. Había visto debatir a los seis candidatos a gobernadores y estaba muy entusiasmada con Juan Dalmau. Le extrañaba, por lo tanto, que su favorito no hubiese obtenido porcentajes superiores en la encuesta recién publicada por este periódico.
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