Por Manuel G. Avilés Santiago comenta una hábil estrategia de mercadeo orquestada por Bad Bunny para exponer como a los puertorriqueños nos jamaquea la nostalgia
Por Manuel G. Avilés Santiago comenta una hábil estrategia de mercadeo orquestada por Bad Bunny para exponer como a los puertorriqueños nos jamaquea la nostalgia
El furor feisbuquiano no se hizo esperar cuando el vídeo de La Comay irrumpió en las redes sociales anunciando el concierto de Bad Bunny. Para algunos, el jingle de entrada era el mal recuerdo de un programa boicoteado y cancelado. Para otros, era la posible renovación de votos con la muñeca y su propuesta de entretenimiento vespertino. Para la tranquilidad de algunos y la decepción de otros, La Comay no regresa a la pantalla chica. Pero lo que revela la hábil estrategia de mercadeo orquestada por Bad Bunny es que a los puertorriqueños nos jamaquea la nostalgia.
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