Cuando un legislador se dispara un proyecto como el que pretendía despojar a los ancianos de sus casas para costear los servicios necesarios uno debe preguntarse qué sentido tiene elegirlo, escribe Josué Montijo
Cuando un legislador se dispara un proyecto como el que pretendía despojar a los ancianos de sus casas para costear los servicios necesarios uno debe preguntarse qué sentido tiene elegirlo, escribe Josué Montijo
Un legislador legisla. Obvio, para eso fue electo por sus constituyentes. Se le pagan un buen salario y varios beneficios marginales. De hecho, un legislador gana mucho más que un trabajador sujeto a la miseria del $7.25 por hora y a esos otros detalles contenidos en la reforma laboral aprobada precisamente por la mayoría legislativa.
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