Suelen llamarse amigos, correligionarios que solo difieren. Mas, esa diferencia, aunque trata de comentarse como poca cosa, parece estar haciendo mella en el liderato de su colectivo. Las tensiones entre el presidente del Partido Popular Democrático (PPD), Héctor Ferrer, y la otrora vicepresidenta de las mujeres y alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz Soto, han vuelto a centrar la atención pública sobre un sufrido partido que acaba de celebrar sus 79 años. Son dos figuras a quienes los populares respetan. Se les ha vislumbrado como héroes, pero con visiones que corren paralelamente a metas distintas: una al estadolibrismo desarrollado y la otra a la soberanía. Ferrer retó a la alcaldesa a que, si quiere ser la presidenta del partido, lo diga para celebrar una consulta en octubre. Añdió que todos saben que se trata de una aspiración personal de la funcionaria, y no de diferencias de criterio en torno al status. Pero la ejecutiva de la ciudad capital lo niega. "Maldita sea la política", dijo al llamar a la reorganización popular y destacar que se trata de buscar el bien común. Entre esos dimes y diretes, de las dos miradas heroicas nacen chispas e incertidumbres.
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