Silverio Peréz expone una analogía entre un gran elefante atado a una débil cuerda cuyo quiebre le permitiría liberarse fácilmente y la situación de un país limitado por décadas, para el que ahora más que nunca educación es crucial
Silverio Peréz expone una analogía entre un gran elefante atado a una débil cuerda cuyo quiebre le permitiría liberarse fácilmente y la situación de un país limitado por décadas, para el que ahora más que nunca educación es crucial
Un día recibí en el programa de televisión que hace un tiempo presentaba al mago Tihany, quien venía a promocionar la visita de su circo famoso a San Juan. Luego de la entrevista, me dijo que quería que lo visitara en su tienda en el circo para que conociera las interioridades de ese mágico mundo. Fui, y además de ver los trapecistas lavando sus vistosos vestuarios en un balde con agua, y al domador de leones con cara de aburrido, lo que más me llamó la atención fue algo que me pareció insólito. El enorme elefante en el que hacía su espectacular entrada el mago, estaba atado, por una débil soga a una pequeña estaca. Preocupado le pregunté si el elefante, con un sencillo tirón, no se podía escapar y causar un caos en el cercano expreso Las Américas.
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