"Son varias las paradojas irreconciliables que vivimos: El ser humano cada vez vive más sobre un planeta peligrosamente enfermo", señala el escritor Edgardo Rodríguez Juliá
"Son varias las paradojas irreconciliables que vivimos: El ser humano cada vez vive más sobre un planeta peligrosamente enfermo", señala el escritor Edgardo Rodríguez Juliá
El adolescente rebelde fue en busca de la utopía; la búsqueda del espacio perfecto y tiempos armoniosos, de liberación, lo sedujo. Aguijoneado por las lecturas como On the Road de Kerouac y Howl de Allen Ginsberg, el adolescente clase media y suburbano de los sesenta pretendía salir de la complacencia “materialista” de su clase, ello imaginándose otros horizontes, escuchando la música que disgustaba a sus padres, experimentando con la estupefacción del cannabis mejor, “marihuana”, así suena más a cura y menos medicinal y otras substancias exóticas, o enteramente prohibidas. Esa utopía que empezó con los beatniks y siguió con los hippies tuvo su admiración y recinto en el lodazal de Woodstock.
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