Hay que educar, legislar y aplicar las regulaciones para proteger a estos increíbles mamíferos y otras especies únicas del mar” , escribe Jorge Bauzá-Ortega
Hay que educar, legislar y aplicar las regulaciones para proteger a estos increíbles mamíferos y otras especies únicas del mar” , escribe Jorge Bauzá-Ortega
¡Sirenas!, gritó el almirante Cristóbal Colón aquel 9 de enero de 1493, cuando observó al norte de la República Dominicana tres formas grisáceas bajo la superficie del mar. ¡Que desilusión para el navegante! Cuando dijo que “no eran tan bonitas como que se describen, de alguna manera en la cara se parecen a los hombres”. Imaginen sirenas de 11 pies de largo, tal vez sobre 1,000 libras de peso, cabeza redonda, cuello muy corto, piel gruesa, patas delanteras con uñas y cola aplastada como una cuchara. Muy distinta a las sirenas de Homero en La Odisea o la Sirenita de los cuentos de Andersen. Claro que no eran sirenas sino tres manatíes los que divisó Colón. Me imagino que algún taíno con el tiempo le habrá explicado lo que verdaderamente observó.
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