El escritor nicaraguense Sergio Ramírez, a quien el gobierno de su país le tiene prohibido regresar, cuenta la cotidianeidad que ve desde la ventana del apartamento en que lleva tres años residiendo en Madrid
El escritor nicaraguense Sergio Ramírez, a quien el gobierno de su país le tiene prohibido regresar, cuenta la cotidianeidad que ve desde la ventana del apartamento en que lleva tres años residiendo en Madrid
La ventana del cuarto donde escribo da a un patio de luz del edificio y diviso a la rusa rubia en su cocina, encendiendo el fuego para la marmita del té del desayuno, sus trenzas recogidas en una corona y la cara de desvelo porque ha venido a visitarla anoche el venezolano con voz de barítono que le trae flores en un cartucho de papel de seda y se sienta a esperar que prepare los blinis de la cena mientras le cuenta embustes que él mismo celebra entre risas sonoras, y luego de recoger ella los platos apagan la luz y viene el silencio.
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