La rabia es una fuerza catalítica del cambio social, un motor de movimiento y, ¿por qué no?, de esperanza, escribe Ana Teresa Toro
La rabia es una fuerza catalítica del cambio social, un motor de movimiento y, ¿por qué no?, de esperanza, escribe Ana Teresa Toro
Decimos rabia y aludimos a nuestra animalidad, al antónimo de todo aquello a lo que se supone aspiremos como seres que integran una sociedad. No es falsa esa sentencia, pero sería justo —de cara al fin de este año 2024— pensar un poco al menos acerca de lo incompleta que es. Porque si algo hemos aprendido en este tiempo nuevo post pandemia, post desastres, post quiebra, post derrumbamiento del país imaginario y, a su vez, inmerso en más de una guerra que ha desmembrado hilos de humanidad globalmente, es que el animal que somos, el cuerpo social que habitamos ya no entiende dónde está el animal y dónde su humanidad.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: