Me da que pensar la ironía de nuestro blasón nacional. Nuestro sumiso cordero descansa sobre el Apocalipsis, libro célebre por sus profecías ominosas, escribe Luce López Baralt
Me da que pensar la ironía de nuestro blasón nacional. Nuestro sumiso cordero descansa sobre el Apocalipsis, libro célebre por sus profecías ominosas, escribe Luce López Baralt
La antigua Roma invadía pueblos bajo la insignia del águila triunfante de alas extendidas que portaba el oficial máximo de las legiones romanas. Alemania hereda esta águila imperial, que usaron el Sacro Imperio romano y la República de Weimar. Durante el nazismo, el águila heráldica se combinó con la cruz esvástica, desvirtuando el significado ancestral de la antigua cruz gamada, que hinduistas y budistas habían asociado con el bienestar y la buena suerte por miles de años. Con tal de dignificar los orígenes de su etnia, los dirigentes alemanes dieron en pensar que estaban relacionados con alguna imaginada raza aria ancestral, por lo que el emblema del hakenkreuz o cruz gamada se comienza a asociar con la pureza racial desde que Hitler accede al poder. Como resultado de esta lamentable asociación nazi, el emblema, otrora auspicioso, devino tabú en Occidente.
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