Deshacernos de un pasado milenario --y, por más, canonizado-- es difícil pero no imposible. Pongamos manos a la obra antes que nos sorprenda la muerte de otra mujer, escribe Luce López Baralt
Deshacernos de un pasado milenario --y, por más, canonizado-- es difícil pero no imposible. Pongamos manos a la obra antes que nos sorprenda la muerte de otra mujer, escribe Luce López Baralt
Puerto Rico está ennegrecido de luto por las muertes recientes de dos mujeres a manos de varones iracundos. Desaprender el trágico rol del varón misógino, que en tantos casos ha culminado en la muerte, es muy cuesta arriba. Tenemos grabada a fuego la supuesta “superioridad” del varón sobre la mujer, y para dar marcha atrás a esa creencia es necesario establecer un proceso educativo enérgico que nos permita reconocer esos valores equivocados, para poder quedar libres de ellos.
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