Es maravilloso e inspirador ver cómo el arte la mantiene vibrante y joven para siempre. Y cómo a pesar de vivir tantos años en esa otra cultura, Rita Moreno mantiene la nuestra como auténtica suya, escribe Ivonne Coll
Es maravilloso e inspirador ver cómo el arte la mantiene vibrante y joven para siempre. Y cómo a pesar de vivir tantos años en esa otra cultura, Rita Moreno mantiene la nuestra como auténtica suya, escribe Ivonne Coll
Estaba yo con unos amigos caminando por el sunset strip, el famoso sunset strip en Hollywood, California. Era 1975, yo acabadita de llegar a USA, cuando miré a mi izquierda y vi a Rita Moreno sentada en un restaurante con las puertas abiertas. De inmediato, como buena caridura y boricua, entré al restaurante directo hacia ella y muy excitada en mi inglés chamusqueado, le dije que era de Puerto Rico. “You’re here. I’m here. And we’re from Puerto Rico!” Ella me miró bien seria y me dijo en español puertorriqueño: “¿Y de qué pueblo tú eres, nena?” Le dije que de Fajardo y que acababa de llegar para estudiar y entrenar como actriz. Mirándome, me dijo: “Te deseo lo mejor”.
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