

Buena parte de los quebrantos que sufre el Partido Nuevo Progresista (PNP) en la actualidad son el fruto de las desviaciones que tomó esa organización política luego que sus fundadores trasladaran sus riendas a una nueva generación de políticos presuntamente comprometidos con el plan para integrar a Puerto Rico a la federación estadounidense. En 1967, cuando se fundó el PNP, sus iniciadores centraron sus miras en el desarrollo del territorio, como paso indispensable para convencer a Estados Unidos de las ventajas de convertir a Puerto Rico en estado de su federación siguiendo los pasos que viabilizaron el ingreso de Hawái y Alaska varios años antes.
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