Propongo una nueva ruta para establecer prioridades, saneando, profesionalizando y auditando la gobernabilidad del país. Sin duda, esa es la agenda matriz que tenemos que encarar, escribe Manuel Torres Márquez
Propongo una nueva ruta para establecer prioridades, saneando, profesionalizando y auditando la gobernabilidad del país. Sin duda, esa es la agenda matriz que tenemos que encarar, escribe Manuel Torres Márquez
Los pueblos son la suma de lo que no les han permitido ser y lo que no han querido ser. En el verano del 2019, particularmente nuestra juventud, nos dio un ejemplo contundente de lo que ocurre cuando fundimos inteligencia, voluntad y una activa participación ciudadana al sacar de La Fortaleza a un gobernador indeseable. Sin duda, como conjunto, le dimos un ejemplo histórico a la clase política criolla y al mundo, que cada vez nos observa más de cerca por nuestras condicionantes coloniales y rica aportación cultural. Sin una cuota razonable de cohesión social, no rebasaremos la adolescencia política y económica, limitando el disfrute pleno del bien común que registra grandes logros, pero quedan demasiado dispersos por el tribalismo político que fragmenta, retrasa y cancela iniciativas para construir y democratizar la calidad de vida. Solo los que viven de mal “gobernar” la colonia perpetuando la clonación de personajes similares, no reconocen que, cuando menos en la próxima década, Puerto Rico no logrará avanzar significativamente en la autodeterminación política. Washington, en todas las formas oficiales y extraoficiales, ha evidenciado su determinación absoluta de desanimar la posibilidad de un entendimiento bilateral en esa dirección. Como muestra, bastaría solo con la imposición de una Junta de Supervisión (Control) Fiscal que ha reducido los poderes ejecutivos y legislativos a meros proponentes, ya que dicha Junta es la que realmente administra el país.
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