

Hace más de 60 años, el virólogo Thomas Francis Jr. observó que un primer episodio de influenza nos marca por el resto de nuestra vida, porque moldea el tipo de respuesta inmune a futuras infecciones con ese virus. La respuesta inmune es mucho más vigorosa cuando nos infectamos por primera vez con un virus, pero muy pobre si en el futuro nos infectamos con una segunda cepa diferente del mismo virus. Esto deja al sistema inmunológico atrapado por la primera respuesta que ha hecho, e incapaz de montar respuestas potencialmente más efectivas durante las infecciones posteriores. Lo llamó “la doctrina del pecado antigénico original”.
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