Después de 27 años viviendo en Chicago, ya no veo la necesidad de aclarar qué clase de puertorriqueña soy. Es más, me enorgullece decir que, gracias a los de Chicago, soy boricua de verdad” , escribe Ana Belaval
Después de 27 años viviendo en Chicago, ya no veo la necesidad de aclarar qué clase de puertorriqueña soy. Es más, me enorgullece decir que, gracias a los de Chicago, soy boricua de verdad” , escribe Ana Belaval
“Es que yo nací y me crie en Puerto Rico”. Así me distinguía durante años de aquellos “otros boricuas” de la diáspora que se fueron de la isla cuando eran apenas niños o que no nacieron en ella, pero cuyos padres eran puertorriqueños de pura cepa, como yo. Por más tiempo del que me gustaría admitir, me fijaba en las diferencias entre los de acá y los de allá, quizás para no sentirme tan desconectada de Puerto Rico.
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