Es necesario adoptar un enfoque salubrista que priorice el bienestar colectivo sobre los márgenes de ganancia, escribe Leeza Santiago Millán
Es necesario adoptar un enfoque salubrista que priorice el bienestar colectivo sobre los márgenes de ganancia, escribe Leeza Santiago Millán
¿Cuántas veces hemos escuchado que los precios de las medicinas están por las nubes? Este clamor no solo resuena en los pasillos de los hospitales sino en el diario vivir de quienes se ven atrapados entre la necesidad de un tratamiento médico y la incapacidad de costearlo. Este dilema destapa una profunda grieta en nuestro contrato social biotecnológico, esa promesa tácita entre la sociedad y la industria farmacéutica que asegura un flujo constante de innovación a cambio de un acceso equitativo a los frutos de dicha innovación una vez que el ciclo de patente expira. Pero ¿qué sucede cuando este equilibrio se desvanece?
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