

La educación en Puerto Rico, abarcando desde el nivel preescolar hasta el superior (K-20 público-privado), se encuentra en un punto de inflexión crítico. Es una pieza clave en el desarrollo socioeconómico del país y tiene el potencial para ofrecer soluciones a nuestras crisis socioeconómicas. Sin embargo, persisten tres interrogantes esenciales: (1) ¿Cuál es el papel de nuestro ecosistema educativo en la sociedad y en relación a nuestro futuro? (2) ¿Quién asume la coordinación de este proceso? Y (3) ¿Cómo financiamos y mantenemos nuestro ecosistema educativo relevante y sostenible?
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