La política brutal, expansionista y acaparadora de William McKinley tuvo consecuencias nefastas para nuestro país, escribe José Hernández Rosario
La política brutal, expansionista y acaparadora de William McKinley tuvo consecuencias nefastas para nuestro país, escribe José Hernández Rosario
En los albores del verano de 1898, cesó el rugido de los cañones en la isleta de San Juan y los vecinos respiraron de seguro aliviados, sin sospechar que la escuadra estadounidense se dirigía sigilosa hacia Guánica para invadir la costa sur. Mientras el enemigo circunnavegaba la isla, se produjo en París un encuentro discreto que sellaría el destino de los puertorriqueños y ahorraría al languideciente imperio español una derrota absoluta y la pérdida de posesiones en África o el Mediterráneo.
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