Los miedos a las consecuencias que el bipartidismo utiliza para perpetuar su poder constituyen la triste realidad de la isla, opina Alex Omar Rosa Ambert
Los miedos a las consecuencias que el bipartidismo utiliza para perpetuar su poder constituyen la triste realidad de la isla, opina Alex Omar Rosa Ambert
El golpe más doloroso para la diáspora puertorriqueña es reconocer que en nuestra isla se sobrevive, no se vive. Un día llamé a mi mamá, quien, entre lágrimas de coraje, me relató que tenía hambre y calor, luego de tres días sin servicio eléctrico. Lloré con ella. También con el pueblo que enfrenta la incertidumbre en su cotidianidad. Hay sentido de culpa, tras huir ante la pérdida absoluta de calidad de vida como derecho humano. Porque, al igual que muchos boricuas que no estamos físicamente en la tierra que nos vio nacer, no ignoro el dolor de los que quedan en el terruño.
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