El Departamento de Educación, en modo demolición. Las oficinas federales, semiparalizadas por la amenaza de despidos masivos. El sistema de salud, ya precarizado, aguarda un recorte abrupto. Los planes de asistencia, como el PAN, están en tela de juicio. Sin embargo, eso no resume los efectos del enorme huracán provocado por el presidente Donald Trump, que ha enemistado a Estados Unidos con rivales y aliados, ahora confundidos; nunca estuvo mejor aplicado el término, en una de las mayores guerras comerciales de la historia moderna.
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A encarar con firmeza lo inevitable
Nota de archivo
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