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Aplauso para la justicia restaurativa

20 de abril de 2025 - 11:25 PM

Todas las semanas, en 11 salas judiciales en Puerto Rico pasa lo que, en justicia, debía pasar en el resto de esos recintos: cuando es llevada una persona acusada de un crimen, no se mira solo el delito que se le imputa, sino las circunstancias que lo llevaron a cometer tales actos y se trabaja con las causas que lo llevaron a ello, en vez de, como pasa en todas las demás cortes, reducir la totalidad de una vida y una persona al momento en que violó una ley.

Mirar la persona en su totalidad, y no solo en relación a un delito, es la filosofía de la Sala Especializada en Casos por Trastorno de Consumo de Drogas y Alcohol, que la Oficina de Administración de Tribunales (OAT) estableció en 1996 y que, según sus directivos, ha rehabilitado a cerca de 8,000 acusados que, tras pasar por este proceso, son ahora ciudadanos de bien.

A esta sala judicial solo son referidas personas que, tras exhaustivos análisis, se entiende que cometieron los delitos no violentos (esto es bien importante, no violentos) de los que fueron acusados a causa de su dependencia de sustancias controladas o alcohol. Se actúa bajo la premisa de que el uso problemático de tales sustancias es una enfermedad y que, por lo tanto, no se puede tratar al que la padece como a cualquier otra persona que viola la ley.

A la persona se le refiere a tratamiento acorde al nivel de su problema. Si cumple con el tratamiento, con sus citaciones en la corte, mantiene contacto con el profesional de trabajo social a cargo de su caso y no comete más crímenes, al final del proceso se le archivan los cargos. Para múltiples efectos, incluyendo el de obtener el importantísimo certificado de antecedentes penales, es como si el participante nunca hubiese cometido un crimen.

En una sociedad como la nuestra, aficionada a la mano dura, y de gatillo fácil cuando se trata de tachar a personas que considera “problemáticas”, lo que ocurre en estas salas especializadas, que existen en 11 de las 13 regiones judiciales de Puerto Rico, es realmente extraordinario. Creemos con toda firmeza que en ese acercamiento racional, humano, holístico, al problema crimen, está la clave para librarnos de ese flagelo que por tanto tiempo ha atormentado a nuestro país.

La Sala Especializada en Casos por Trastorno de Consumo de Drogas y Alcohol es una de las manifestaciones del concepto conocido como justicia restaurativa, que propone un enfoque muy distinto al viejo problema de la violencia y, más allá del mero castigo, que en sí solo rara vez resuelve algo, propone otros acercamientos al elusivo concepto de la justicia.

En el caso de los participantes de este programa, había dos caminos: uno, meterlos presos por delitos no violentos como escalamientos o apropiación ilegal, con todo lo costoso que es y lo mucho terrible que sabe pasa dentro de las cárceles, para liberarlo poco después con problemas peores de los que tenía cuando entró. O, dos, entender que sin dependencia no habría delito y asistirlo, entonces, en superar la dependencia, lo cual, está comprobado, reduce drásticamente las posibilidades de que vuelva a incurrir en actividades delictivas.

La elección no debía ser difícil. Al final del día, eso es lo que todos queremos, menos gente cometiendo crímenes. La la Sala Especializada en Casos por Trastorno de Consumo de Drogas y Alcohol lo logra todos los días y, por eso, merece el aplauso de toda la sociedad. El nuestro, sin duda lo tiene.

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