En el Diccionario de Autoridades encontramos ya recogida la palabra soponcio. ¿Le suena? Por si, soponcio figura definida, en 1737, como “aflicción, ó congoja, que dá por haberle malogrado alguna cosa, que ansiosamente se deseaba”. Nada más de escuchar la palabra es natural sospechar que se trata de un derivado de sopón o sopa, y aquí es que empieza nuestra ruta, de la mano de Corominas. Sopa, del germánico Suppa, era inicialmente un pedazo de pan empapado en un líquido (no está muy lejos de lo que es hoy, ¿verdad?). Sus derivados son muchísimos: sopera, sopear, sopanda, sopetón, y por ahí pa’ bajo hasta soponcio, y muchas más, algunas de las cuales han cambiado sus significados o han adquirido más de uno. El soponcio, nos dice Corominas, puede ser el producto del cruce de dos palabras: arreponcio, responcio (un cultismo médico latino que significa respuesta del cuerpo (...) y sopetón que sigue siendo hoy día un golpe brusco. Obviamente, esta no es la única explicación etimológica propuesta, pero no todas caben aquí. Soponcio es de origen incierto. Nada, que si a usted le uno en estos días, significa que usted se desmayó o anda acongojado, ya sea por la crudita, los escalamientos, la corrupción, el déficit del país… ¿A punto de un soponcio? ¡Cuidado con el sopetón!
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Bocadillos lingüísticos: Soponcio
Nota de archivo
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