El domingo bebí el café más degradado que he probado. Sin leche, aguado, con aceite de coco y con mantequilla de una vaca alimentada con grama, o eso decía la pizarra. A seis dólares, impuestos, propina e inflación gentrified incluidos. Todo por un estúpido Buttercup coffee.
Se adhiere a los criterios de The Trust Project
Degustaciones
Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 10 años.