Estados Unidos encara el horror de otra matanza, esta vez en Texas, con un saldo hasta ayer de 19 niños y dos maestros asesinados en una escuela con población prominentemente latina. La recurrencia de este tipo de tragedia tiene que mover a la sociedad estadounidense a superar las disfuncionalidades sociales y políticas que han convertido los planteles en lugares inseguros para la niñez, en lugar de espacios para su desarrollo.
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Freno a la mezcla de armas y odio que asesina a inocentes
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