Las costas del oeste de Puerto Rico han vuelto a ser escenario de la tragedia relacionada con la migración informal que huye de la pobreza y la inseguridad. La muerte por ahogamiento de un niño de tres años, tras virarse la embarcación en la que una treintena de personas cruzó el canal de la Mona, representa un llamado a las conciencias sobre la crudeza del terrible drama humano que sufren muchos semejantes, en este caso del hermano pueblo haitiano.
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Hay que frenar la resignación ante la tragedia haitiana
Nota de archivo
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