El cambio en las autoridades que regirán los destinos de nuestro sistema educativo, tanto a nivel local como federal, plantea un nuevo desafío para esta crucial área encargada de velar por el desarrollo social y humano de la niñez y la juventud de Puerto Rico.
La favorable coincidencia, durante la administración saliente, de contar con un secretario de educación de origen boricua, como Miguel Cardona, conectado con el propósito del gobierno de Pedro Pierluisi de implementar un plan de descentralización de la gestión educativa, queda ahora algo diluida y en suspenso.
Este limbo no puede sumarse a la serie de eventos negativos que han erosionado los cimientos del Departamento de Educación. La fragilidad de su andamiaje tiene origen en malas administraciones, actos corruptos, desidia y una burocracia que sofoca la inspiración de sus educadores.
La gobernadora Jenniffer González ha manifestado desde un principio que dejará pendiente su definición sobre el futuro de la Iniciativa de Descentralización Educativa y Autonomía Regional (IDEAR), cuyo desarrollo no ha estado exento de tropiezos. La definición estará a cargo del nuevo secretario de educación, Eliezer Ramos Parés, quien echó a andar IDEAR cuando estuvo al frente del DE.
Ramos Parés, por recomendación de la gobernadora, no se distraerá en fijar una posición en este periodo de reinicio del segundo semestre escolar. Y razones hay de sobra. Las más de 800 escuelas tienen que completar, por ejemplo, 162 plazas vacantes de maestros, y atender aquellos casos que, como ocurre en toda la Isla, sufren de interrupciones en el suministro eléctrico.
IDEAR fue creado en mayo de 2023 para romper la estructura administrativa que, hasta ahora, tiene el DE, con la intención de reducir la burocracia y permitir que las decisiones que afectan directamente el aprendizaje y la enseñanza se tomen en estructuras más cercanas a las escuelas.
La Oficina Regional Educativa (ORE) de Ponce fue seleccionada el verano pasado como la primera que daría pasos hacia una mayor autonomía. Los planes de Educación eran que cada año iniciara la transición hacia una LEA (siglas en inglés de Agencia Educativa Local) en más regiones educativas, pero González puso en duda la continuidad de la iniciativa.
El misterio no termina en el escenario local. Una interrogante no menor se abre también a nivel federal con la designación como secretaria de Educación de Linda McMahon, quien fue una de las copresidentas del proceso de transición de Donald Trump. La fama mediática de la designada se debe al emprendimiento que junto a su esposo logró en la lucha libre. Ambos son los artífices del imperio de entretenimiento de la WWE, que genera millones de dólares.
En Puerto Rico, el DE ha sido objeto por años de planes de reclutamiento que han incrementado considerablemente su operación. Por el volumen de su presupuesto, ha estado bajo la lupa de la Junta de Supervisión Fiscal y las autoridades federales. Si la promesa de Trump, de eliminar la burocracia en todos los niveles del gobierno federal se cumple, Puerto Rico no escapará a ese filtro.
El sistema escolar de la isla atiende a 273,000 alumnos. La modernización depende del correcto manejo de los $5,000 millones que sustentan el presupuesto anual del DE. En este contexto, parece que la descentralización es una herramienta que podría ayudar al adecuado manejo de las finanzas. Estamos a tiempo para revisar, como propone la gobernadora, la eficacia de su desempeño.
Es deseable, además, que el juicio justo que deberá realizar el secretario Ramos Parés no se contamine con prejuicios políticos y que su recomendación sobre el destino de IDEAR sea equilibrada y justa para atender a la población escolar que integra el séptimo distrito más grande de Estados Unidos. Esa visibilidad, en momentos en que la administración de Trump pone en marcha un decisivo plan fiscalizador, no puede ser pasada por alto. La administración de Jenniffer González debería iniciar de inmediato una acción proactiva para evitar recibir una mala calificación del nuevo director que ocupa la Casa Blanca.